El solidario templo de los sijs en Madrid: "Las puertas están siempre abiertas"

El solidario templo de los sijs en Madrid: "Las puertas están siempre abiertas"

Domingo. Ese es el día en que se abren de par en par las puertas de este lugar recóndito de Villaverde, en Madrid. Sonrisas múltiples y desconocidas te saludan nada más entrar, al tiempo que el olor a comida exótica y especias te embriaga con su aroma. Decenas de personas degustan suculentos platos sentadas en el suelo, con las piernas entrecruzadas. "Cualquier persona que necesite ayuda puede acercarse y comer nuestras especialidades. Las puertas siempre están abiertas", explica Harender mientras ayuda en la cocina.El solidario templo de los sijs en Madrid: El solidario templo de los sijs en Madrid:

Un pañuelo con un símbolo dorado cubre el pelo de este joven de 24 años de origen indio. Y es que Harender es sij, seguidor de la quinta religión más practicada del mundo: el sijismo. Gran parte de sus seguidores proceden de Punjab, en India. En España la profesan entre 65 y 70 mil personas de varias nacionalidades, entre ellos algunos españoles conversos.

Cada domingo, templos como el Guru Granth Sahib de Villaverde, uno de los dos existentes en Madrid, reciben a casi un centenar de personas desde españoles hasta musulmanes o turistas. Muchos acuden por invitación o simple curiosidad; otros, por necesidad.

"Les hablaron del templo y desde entonces vienen todos los domingos a comer. Les dijimos que si les hace falta pueden venir también entre semana", dice Harenderal hablar de una familia española sin trabajo que ha visto la luz gracias a la caridad del templo. Pero su labor humanitaria no solo se limita a ofrecerles comida. También alojan a visitantes y ayudan a personas desempleadas a encontrar un puesto de trabajo. "Les ayudamos y, si en Madrid no consiguen empleo, buscamos en otro lugar... y se les compra un billete para que puedan ir", añade el joven.

COMIDAS SOLIDARIAS

El menú de hoy incluye lentejas, garbanzos con queso y pan indio. Algunos comensales aún están terminando el desayuno acompañado de una taza de té; otros, esperan que salga la comida para llevársela en un tupper. Pero la misma pregunta se repite cada día: "¿Cuánto tenemos que pagar?". "Venís, coméis y ya está", les responde siempre Harender.

Las personas de la comunidad se hacen cargo de los gastos de forma desinteresada, explica Jasbir Singh, director del centro, quien reconoce que en épocas de crisis la afluencia de personas ha aumentado. Durante el confinamiento, y ante las numerosas llamadas de personas que no podían acudir al templo, empezaron a repartir comida por las casas.

El solidario templo de los sijs en Madrid:

En ocasiones algún miembro de la comunidad se ofrece a preparar la comida y pone los recursos necesarios para la celebración de un evento importante. Concretamente hoy, uno de los encargados de cocina, está celebrando la concesión de los papeles de residencia.

Pero antes de degustar su menú es necesario subir al piso superior, donde se halla su libro sagrado, el Gurú, y postrarse ante él. "No es un signo de humillación o inferioridad, sino la entrega del ego, la razón, que debe situarse por debajo del corazón para que la verdad brille y viva en nosotros", explica Lakhmi Chand Singh que, aunque es español, prefiere ser conocido por su alias espiritual. Hace 13 años también se colocó el turbante, y con él su mujer y otros familiares. Tras su visita a una ceremonia sij, recomendada por su profesor de yoga, sintió la llamada del Gurú. En India suelen integrarse todos los miembros de cada familia, pero la clave es escuchar la llamada", explica Lakhmi Chand. Para él, adentrarse en este camino es una fortuna que le llena de felicidad.

Decenas de personas rezan en la sala en armonía. Están descalzos y bajo un turbante ocultan una larga cabellera que no cortan al considerarla sagrada, aunque algunos se sienten obligados a hacerlo para encontrar un trabajo. Por llevar este turbante se les confunde con musulmanes. Quitárselo en público es lo peor que le puede pasar a un sij. Algunas veces en el aeropuerto, cuenta Harender, les obligan a quitarse el turbante delante de todo el mundo.

ORIGEN

El sijismo nació hace más de 500 años en la región del Punjab en el sur de India, por el choque entre hinduismo e islam. Gurú Nanak, fundador y primero de los diez gurús, defendió que no había ni hindúes ni musulmanes sino que todos eran iguales. Por ello, en aquel tiempo muchos gurús fueron sacrificados y torturados por defender estos ideales.

Como resultado nació una nueva religión en contra de las castas y en defensa de la igualdad. Cree en un solo Dios y en las enseñanzas de los diez gurús del sijismo, las cuales se hallan guardadas en su libro sagrado el Gurú-grant-sajib. "No es tan importante lo que dice el libro en sí a la hora de traducirlo e interpretarlo, sino la vibración que contiene cuando lo lees", contaba Lakhmi Chand. El libro fue escrito por diferentes gurús pero contiene partes manuscritas por santos de otras religiones, bien hindúes o musulmanes.

En EEUU, Canadá o Inglaterra donde la comunidad sij cuenta con muchos fieles y los Gurudwaras o templos son de mayor tamaño, las comidas se sirven con mayor frecuencia. En el Templo Dorado de la India, el más importante para los sijs, se dan unas 7.000 comidas diarias y está abierto las 24 horas para todo el mundo.

En otros templos, como los de Barcelona, donde hay más sij que en Madrid, éstos ayudan económicamente a las familias.

Frente al sistema de castas que impera en la India, los sijs consideran a todos por igual; de ahí que lleven el mismo apellido SINGH los hombres y KAUR las mujeres, para que nadie se sienta inferior.

Poca gente fuera de la comunidad los conoce. No hacen proselitismo y "mucho menos intentan convencer a la gente", pero su mayor deseo es tender su mano a quien lo precise, algo muy importante en estos tiempos de colas en los comedores sociales.

Les agrada recibir visitas cada domingo. La amabilidad y dulzura que se desprende de los ojos de Harender no es cuestionable: "Si alguna persona necesita ayuda puede venir al templo, estaremos encantados. Cuanta más gente mejor. Aquí intentamos ayudar a todo el mundo". Y si se acabase la comida, añade, siempre se prepara más.

Los 5 símbolos de los sij

La comunidad tiene 5 símbolos que empiezan por K, el nombre de la religión, denominada Khalsa. Los sijs bautizados deben de usar estos símbolos.

  1. Kesh: el pelo largo, sin cortar y ocultado bajo un turbante, como respeto a la naturaleza.
  2. Kara: la pulsera o brazalete de acero que llevan en la mano derecha, la dominante. Así, si sienten el impulso de hacer algo malo, la pulsera evita que lo efectúen.
  3. Kacha: la ropa interior hecha a mano, de tela.
  4. Kangha: el peine de madera para recogerse el pelo.
  5. Kirpam: el cuchillo para la autodefensa. Actualmente no está afilado, tiene la punta redondeada y es muy pequeño, de forma que no puede herir a nadie. En Madrid se lleva de forma simbólica y cumple con las normas establecidas por las autoridades policiales. Se coloca entre la ropa o en forma de colgante. Antiguamente era un sable que protegía a otros frente a las injusticias.

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