¿Qué pasó con aquellos que vivían en la pobreza con la expansión del crédito fiscal por hijos?
PHILADELPHIA — Los pagos federales que mantenían a millones de familias fuera de la pobreza expiraron sin que el Congreso dé señales de su continuidad, lo que está sumiendo de nuevo a las personas necesitadas a un estado de indigencia que creyeron que no volverían a padecer.
“Es una tontería, una falta de visión y un despropósito”, dijo Beth McConnell, directora de políticas de la Oficina de Empoderamiento y Oportunidad de la Comunidad de Philadelphia. “Estamos literalmente quitando comida de la boca de los niños”.
La ampliación de un año del crédito fiscal por hijos (CTC) que la administración Biden puso en marcha en julio tenía como objetivo ayudar a las familias a hacer frente a la pandemia con inyecciones de dinero de hasta $3 mil al año por cada niño de 6 a 17 años, y $3 mil 600 al año por cada niño entre las edades de recién nacido hasta los 5 años.
El CTC ampliado ha ayudado especialmente a los estadounidenses en situación de pobreza extrema. Para obtener el crédito antes de la ampliación, los hogares debían ganar al menos $2 mil 500 anuales, lo que excluía a aquellos que no ganaban tanto.
Sin embargo, con el plan de Biden, el CTC quedó abiertamente disponible para todas aquellas personas en situación de pobreza, independientemente de sus ingresos.
Pero ahora, a medida que la variante ómicron crece exponencialmente, ese salvavidas ha sido retirado, dejando en serios aprietos a las personas en situación de pobreza sin un medio de supervivencia del cual dependieron cada vez más, afirman activistas y las personas de bajos ingresos.
“Definitivamente es una desgracia”, dijo Samantha Rodríguez, de 28 años, una trabajadora de cuidado infantil de South Philadelphia que tiene una hija de 6 años. Ella había estado recibiendo un pago de CTC de $250 al mes que comenzó en julio y terminó el mes pasado.
“Ese dinero pagaba nuestra comida”, dijo Rodríguez, quien se describió como una madre soltera que gana menos de $20 por hora. Tiene una maestría en negocios y está inscrita en un programa de certificación de maestros. Su objetivo es abrir algún día una escuela para ayudar a niños con necesidades especiales. Pero Rodríguez está atada a una deuda estudiantil de $90 mil, lo que hace precaria su supervivencia económica.
“Ahora tendré que ingeniármelas para comer”, dijo Rodríguez, que solicitó un segundo trabajo como conductora de Uber Eats. “Estoy decidida a no tener que ir a las despensas para pedir ayuda”.
Se espera cierto alivio
En general, pronostica Mai Miksic, directora de políticas para la primera infancia de Children First (antes Public Citizens for Children and Youth), con sede en Philadelphia, habrá “filas más largas en las despensas de alimentos y la gente dependerá más de los programas comunitarios que dan pañales y ropa”.
A pesar de lo terrible que puede ser la vida, a corto plazo habrá algún alivio, aunque sea pequeño.
Se suponía que la ampliación del CTC sería por 12 meses. Eso significa que aquellos que recibieron pagos entre julio y diciembre de 2021 aún se les deben otros seis meses de dinero.
Pero hay dos condiciones. En primer lugar, el dinero se dará solo a las personas que presenten este año sus impuestos sobre la renta de 2021. Eso podría ser un problema porque muchas personas de bajos ingresos ni siquiera presentan una declaración, a menudo porque no ganan lo suficiente. Muchas de estas personas pudieron inscribirse para el CTC en 2021 utilizando un portal de “no declarantes” en el sitio web del gobierno.
Sin embargo, dicen los defensores, la opción de “no declarante” ya no estará disponible y la gente tendrá que presentar declaraciones de impuestos tradicionales, algo que aquellos en la pobreza serían incapaces de presentar porque no están familiarizados con ella o no pueden pagar la ayuda para hacerla. Los servicios fiscales para las personas en situación de pobreza sí están disponibles.
En segundo lugar, aún cuando la gente declare sus impuestos, el CTC no les enviará por correo las cuotas mensuales como el año pasado. En vez de ello, el dinero llegará en una sola suma, como un reembolso de impuestos después de ser procesado por el IRS, lo que hace más difícil cumplir con los pagos mensuales de las facturas.
“Tengo la intención de presentar mis impuestos para obtener los pagos de los seis meses restantes”, dijo Susann Ali, de 38 años, una maestra de Head Start de Germantown. “Pero hasta entonces, seguiremos sin el dinero que me ayudaba a pagar la matrícula de mis tres hijos en la escuela católica”.
Y después de que se completen esos pagos, añadió Ali, le preocupa que el Congreso no restablezca la ayuda de la que había llegado a depender:
“Pensaba que a estas alturas ya habrían ampliado el crédito, y temo que no lo hagan nunca”.
Popularidad esperada
Se esperaba que el CTC ampliado fuera tan popular que el Congreso lo renovaría en automático para este 2022 y varios años más.
Pero hasta el momento eso no ha sucedido, a pesar de los continuos esfuerzos por hacerlo. Y encuestas muestran que no a todos los estadounidenses les gusta la idea. Un estudio hecho en diciembre por Morning Consult/Politico descubrió que solo el 47 por ciento de los estadounidenses está a favor de la ampliación, frente al 42 por ciento que se opone.
Y lo que es más importante, el senador demócrata por Virginia Occidental, Joe Manchin, dijo que no apoyaría la ampliación del crédito sin un requisito de trabajo. El voto de Manchin es clave en un Senado dividido en partes iguales entre demócratas y republicanos.
Esa opinión es defendida por entidades conservadoras como la American Heritage Foundation, la cual explica que ampliar la expansión en 2022 en realidad obstaculizaría los esfuerzos contra la pobreza al persuadir a la gente para que no trabaje, sino que simplemente cobre los fondos del gobierno.
Es una opinión minoritaria.
En un estudio ampliamente reconocido el pasado otoño, la Universidad de Columbia encontró que “el CTC aumentado no ha tenido un impacto negativo en la participación en la fuerza laboral entre los padres”.
La investigación de Columbia también descubrió que el crédito fiscal aumentado mantenía a casi cuatro millones de niños fuera de la pobreza y que la comida era el principal artículo en el que las familias gastaban su dinero federal.
“Si uno de los objetivos era reducir la pobreza infantil, el crédito ampliado fue una política tremendamente exitosa”, dijo la socióloga de la Universidad de Temple Judith Levine, directora del Laboratorio de Políticas Públicas de la escuela.
“Pero ahora los niños están siendo regresados de nuevo a la pobreza y el momento es terrible, con el aumento de la pandemia y los padres que tienen que dejar a un lado el trabajo para estar con sus hijos mientras las escuelas y las guarderías cierran”.
El fin de la CTC ampliada no detendrá la CTC típica que las familias han estado recibiendo durante años. Pero significará menos dinero. El CTC ampliado llegó a ser de $3 mil a $3 mil 600 por niño. El CTC normal rondaba los $2 mil y se entregaba en un solo pago.
‘Violencia legislativa’
La negativa del Congreso de no ampliar el CTC más allá del 2021 enfurece a los expertos en pobreza y desigualdad.
“Permitir que expire la ampliación del crédito fiscal por hijos es una muestra más de la negligencia intencionada del gobierno estadounidense hacia las familias con hijos, un ejemplo claro de violencia legislativa”, dijo Mariana Chilton, directora del Center for Hunger-Free Communities de la Dornsife School of Public Health de la Universidad de Drexel.
Chilton es partidaria de la renta básica universal, un programa gubernamental propuesto en el que cada ciudadano adulto recibe una cantidad de dinero fija con regularidad.
El hecho de que la ampliación de la CTC no sea permanente “significa que se habría terminado un momento de optimismo en el que se podrían haber cambiado injusticias y penurias muy arraigadas”, destacó la socióloga de la Universidad de Pennsylvania Pilar Gonalons-Pons.
Y, según Levine, Estados Unidos, “que fracasa estrepitosamente en la reducción de la pobreza infantil, pierde una oportunidad en la escena mundial de ponerse a la altura de otras naciones que tratan mejor a los niños y a las familias”.
Ese fracaso resuena en Mia Thomas, de 37 años, madre desempleada de una hija de 13 años en West Philadelphia.
El CTC ampliado permitió a Thomas, que padece esclerosis múltiple, conseguir algo poco frecuente en su vida: una cuenta bancaria.
“El dinero fue un regalo del cielo que me permitió crear un pequeño nido de huevos”, dijo. “Pero ahora, me estoy esforzando sin los pagos mensuales para pagar la renta ylos servicios.
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“Trataré de mantener mi cuenta bancaria. Pero va a ser una ardua batalla”.
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