Mdc, la tienda de las cosas bonitas para bebé y niño en A Coruña

La Voz de Galicia

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Mónica Díaz abrió este espacio con el mismo cariño que creo su propia casa, y en el hay telas, lanas, mercería y taller de costura

«Cuando mis amigas vieron la tienda dijeron: ¡es como tu casa!». Mónica Díaz Castro está de cumpleaños: «Acabo de cumplir 51, no me imaginaba llegar a esta edad y estar aquí con la tienda». Está feliz y esa energía se la traslada a sus clientas: «Vengo contenta a trabajar todos los días». Hace ocho años montó Mdc, una tienda principalmente enfocada a ropita de bebé y de niño hasta los cinco años, pero también un espacio para la venta de telas, lanas y un taller de costura. Empezó en Santa Cristina, de donde Mónica tiene muy buenos recuerdos de su clientela. Después se mudó a A Coruña: primero a la plaza de Vigo y después al local que tiene ahora, un bajo lleno de madera, fibras naturales y muchas flores secas en el número 12 de la calle Federico Tapia.

En Mdc, Mónica tiene su propia colección de ropita para bebés y niños, pero su fuerte «es que hacemos todo por encargo». «Tú vienes, eliges el modelo, la tela y la lana, y te lo hacemos». También tiene una colección para adulta: «Este verano vamos a tener alguna cosa más hecha por nosotros». Mónica trabaja los tejidos naturales y la lana ecológica. La tienda también es una mercería: hay hilos, agujas, dedales y todo lo necesario para coser. Otra de las características que hacen singular a Mdc es el taller de costura que espera al fondo. De las clases se encarga Pilar, a la que Mónica conoció en unas clases de costura y con la que conectó desde el primer momento. «Yo calceto desde pequeña. Empecé a ir a unas clases para ponerme al día y Pilar iba a clase conmigo y siempre nos estaba ayudando al resto. Un día al salir le dije '¿tú te vendrías de profe conmigo?' y desde hace ocho años estamos juntas». Mónica también cuenta con la ayuda de su hija Mery, que se encarga de las redes sociales.

«Yo era una ama de casa que me dedicaba a mis hijos. Hoy estoy contenta con la tienda. Requiere mucho trabajo porque es atender la tienda, comprar, pensar los diseños… Nunca me imaginé que tuviese este ritmo de vida. Pero me gusta mucho y, sobre todo, estoy muy agradecida a mi clientela porque es espectacular». Es la una de la tarde y la tienda está llena. Mónica se para con cada clienta para intentar ayudarla. «Creo que ese es parte del éxito, me gusta facilitar las cosas. Hay gente que lleva aquí ocho años cosiendo conmigo».

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