Enrique Álex: cuando viajar se convierte en activismo frente a la homofobia

Enrique Álex: cuando viajar se convierte en activismo frente a la homofobia

Enrique Álex tiene una larga trayectoria en esto de viajar en pareja y documentarlo. Ha trabajado para El País, numerosas agencias de publicidad y ahora, como freelance, no le va nada mal. Su canal de Youtube es el más grande de viajes de España, donde atesora casi medio millón de suscriptores deseosos de ver su contenido de viajes. Por eso, nadie mejor que él para hablar de la experiencia de recorrer el mundo cuando perteneces al colectivo LGTBI. ¿Habrá sentido la necesidad de ocultarse en ciertos países? ¿Habrá vivido situaciones homófobas?

"Viajero incansable y creador de contenido", así se define este madrileño que el 5 de septiembre de 2016 lo dejó todo para emprender la que hasta el momento es la aventura de su vida: una vuelta al mundo en tres años de la mano de su novio. El timing se le ha quedado corto y la pandemia le ha hecho un flaco favor a sus sueños, pero él persiste y hace unos meses volvió a cargar las maletas para continuar con este apasionante viaje.

Alguna que otra vez vemos en sus redes como señala los comentarios horribles que le dejan cierto tipo de personas. Él prefiere no entrar en su juego, pero reconoce lo importante que es visibilizar que aún existe homofobia y poca tolerancia hacia lo diferente. Y esto, no es algo exclusivo de los países del tercer mundo.

Hace unas semanas, la youtuber Judith Tiral contó en el programa 'Estirando el Chicle' la mala experiencia que tuvo reciéntemente en un pueblo de Francia. La influencer explicó el terrible episodio que había sufrido al ser acosada por un desconocido. En ese momento sintió que estaba sola y que no tenía escapatoria, pero al final consiguió librarse del acosador. Ella misma reconocía que no le había pasado nunca, pero que ahora viaja con más precauciones. Lleva siempre un spray en su bolso y recomienda a todas aquellas mujeres que piensen en viajar solas que lo hagan: "porque no es ilegal y se puede comprar por Amazon", subraya.

Por su parte, Álex destaca que en la mayoría de los casos no suele tener problemas viajando solo o con su pareja. Es curioso como cuando uno piensa en los peligros de viajar solo inmediatamente la mente lo sitúa en países de Latinoamérica, Africa o el mundo árabe y no ve los peligros del mundo occidental. Pero, ¿dónde está realmente el peligro? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Hablamos de todo ello con él.

P: ¿Cómo ves la situación hoy?

R: Hay mucha gente que vive fuera de esta burbuja y hay muchas cosas que le sorprenden, le impactan o le llegan de forma que uno nunca sabe y esto lo he visto a lo largo de los años. Sigue habiendo cosas que generan mucho rechazo. Hay personas en zonas del mundo, o aquí mismo, que jamás se han expuesto a personas diferentes a ellas y tienen muchos prejuicios que han aprendido y que repiten cuando ven o escuchan cosas diferentes y que les genera rechazo, pero algo se queda. Al final creo que por acumulación he conseguido cambiar bastantes cabecitas.

P: ¿Incluso dentro del propio colectivo, no?

R: Totalmente, hay mucha homofobia, mucha plumofobia, incluso hacia las personas que hacen Drag o con las personas trans. Pues igual que en el feminismo hay mucha intolerancia. Aunque para mí, mi contenido no es un contenido LGTBI sino que es un contenido de viajes con mis valores. Eso es lo que ha hecho que llegue a determinada gente que jamás vería un vídeo sobre temática LGTBI y de repente empatiza con una persona que sabe que viaja con otra y no sabe si son hermanos, amigos, primos o que... Y cuando ya está la empatía hecha, nos damos un beso y descubre que somos novios y dice: "Ostras, todas las cosas que estaban en mi cabeza sobre tal. Con lo bien que me caen estos, no puede ser que sean gays..."

P: Pero al principio era un proyecto exclusivamente tuyo, ¿no?

R: Esto siempre ha sido un proyecto mío. Abrí el canal un día antes de irme de viaje y desde el inicio he sido yo el que hace los vídeos. Lo que pasa es que viajo muchas veces con mi chico y él es parte de mi vida y es parte de mi historia. Pero la preparación, edición, grabación, todo es cosa mía y sigue siendo igual. Nació como un blog de viaje para mis amigos y a ver qué pasa.

P: ¿En qué momento decides contar vuestra historia? ¿Te resultó complicado o temiste perder suscriptores?

R: A mí al principio no me importaban mucho los suscriptores, porque al final estaba haciendo algo que no sabía hacia dónde iba a ir. Yo estaba oyendo e intentando hablar de salud mental. Siento que al final es un tema del que se habla poco porque todos intentamos que las redes sean el espejo positivo de las cosas que nos pasan, pero al final todos tenemos días de mierda, yo también. Y eso es algo que, pese a que en general vivo una vida que se que es muy privilegiada, aunque es la consecuencia de muchísimo trabajo por mi parte, pero es cierto que se dice poco. Hace 6 años yo tenía mi empresa y ganaba mucho más dinero que ahora. Tenía una vida que dentro de un estándar más tradicional lo tenía todo, sin embargo yo sentía que no tenía nada. Eso me llevó a algo que ahora con distancia veo que era una depresión. Yo necesitaba salir corriendo de ahí. Tuve la suerte de que encontré rápido la cura y además es que fue casi instántaneamente a empezar el viaje. Y dije: "hostia, estoy curado."

P: ¿En qué trabajabas antes?

Enrique Álex: cuando viajar se convierte en activismo frente a la homofobia

R: La empresa era una agencia de publi y de diseño. Yo trabajaba dando servicio a todas las agencias grandes de España. Después del confinamiento hice mi primer viaje grande a Costa Rica. Recuerdo llegar y en un momento súper random como que me invadió algo. Sabes cuando tienes ahí algo rondando un poco oscuro continuamente, pues todo lo contrario. Estaba en una barca grabando y de repente me vino como un sentimiento, ganas de llorar pero para bien y decir: "si tenía alguna duda, esto es lo que a mí me llena." También sentirme útil después de un año sin poder casi trabajar, porque bueno el turismo se convirtió en algo como muy tóxico para todo el mundo y nadie quería hablar de eso.

P: Mira el reciente caso de Simone Biles. Parece que alguien con una vida aparentemente perfecta no puede flojear o tener ciertos problemas...

R: Además eso genera un agravio comparativo irreal en el que mucha gente se intenta ver reflejada y al final lo que hace es que esa gente se sienta mal. Por eso yo intento hacer un poco de balance e insistir en que no estoy todo el rato de vacaciones. Estoy trabajando e intento poner las cosas en contexto. Este lugar es maravilloso, pero yo estoy aquí trabajando y esto es parte de mi trabajo y no lo veas como un niño rico viajando. Hay gente que aterriza en mis vídeos sin contexto y no lo entiende. Por ejemplo, al principio decían que si el grupo Prisa me pagaba los caprichos y que si mi papá tal... Por suerte nunca he necesitado eso.

P: El otro día Judith Tiral habló en el podcast ‘Estirando el chicle’ sobre una muy mala experiencia que tuvo recientemente en un pueblo francés. Sus palabras fueron que casi la violan sino llega a correr y cerrar la puerta del Airbnb en el que se encontraba. ¿Has vivido algo parecido en tus viajes?

R: En mi caso, aunque no me ha pasado nada parecido a esto, sí que he vivido muchas mini discriminaciones o micro homofobia. Por ejemplo, cuando llegas a un hotel y tienes una habitación doble con una cama de matrimonio, te miran y te dicen: "Te lo cambio que está mal". Y tú: "No, no está mal." Y desde el hotel insisten: "Pero es una cama doble". Y yo: "Sí, ¿y qué?" Esta conversación de besugos durante varios minutos la he vivido muchas veces. Luego siempre hay comentarios o miraditas que a mí particularmente me hacen sentir muy incómodo. Pero pasa un poco independientemente del lugar. Para mí es más el sentirme inseguro porque nunca sabes cuanto van a escalar esas cosas o cuando esas cosas van a pasar del comentario a algo más.

P: ¿Te encuentras con muchos haters?

R: El 99.9% del odio heavy que yo he sentido es online. Es muy fuerte y es todos los días. Yo cada vez lo comparto más, aunque la gente me diga que nos les preste atención, pero es que no sirve de nada que yo lo ignore y que todos pensemos que esto no existe. Porque existe y cada día es mayor. Cada vez es más fuerte y cada vez viene más de aquí, porque se nota mucho en la forma de escribir quien es de España y quien no. Siempre está el friki que me menciona el Antiguo Testamento pero solo el trozo que le interesa. Mi conclusión es que la religión no es homofobia, sino que sirve como escudo para la homofobia y para justificarse detrás de una supuesta ideología que en realidad no es tal. Intentan justificar el miedo al diferente y que exista gente que no es como tú que no te atreves a conocer. Ese es el mayor odio que recibo yo. También he tenido mi proceso. Al principio me afectaba muchísimo. Esto es una cosa muy fuerte, porque recibes mil comentarios positivos y solo uno negativo, pero el que te jode el día es ese. Nos pasa a todos y parte de mi proceso ha sido darles menos importancia. Me he dado cuenta de que la gente que pone un comentario de odio en internet, lo escribe y sigue con su vida, pero ahora te toca a ti comértelo y lidiar con ello. Desde ese momento dije: "es que no tiene sentido que yo le dedique más tiempo que la persona que lo ha escrito como una frustración o como un escupitajo."

P: Hagas lo que hagas siempre va a haber un comentario hater...

R: Sí, pero antes era un nombre de mentira y ahora ya es gente con su nombre y apellido. Ya no se esconden, ya no tienen miedo o pudor. Aunque a la cara jamás me han dicho nada, bueno una vez, pero desde un coche a lo lejos. Pero sí que creo que la palabra hater sirve un poco para quitarle drama y al final son gente que se dedica a esparcir mierda y odio, pero estas personas tienen un entorno. Todos conocemos a personas así, pero yo creo que parte de mi labor (como persona con un altavoz medianamente grande) es levantar la voz. Si tu primo, si tu amigo o una persona cercana a ti dice algo así, no quedarte callado. A lo mejor no entrar al trapo, sino simplemente contestar. Lo que pasa es que en redes muchas veces contestar a un comentario de odio es echarle gasolina al fuego. Jamás contesto, pero si los utilizo para señalar que existen. Creo que es una oportunidad para que otras personas que jamás reciben odio por ser quienes son, se involucren y entiendan que esto es un problema de todos.

P: ¿Tú has sentido que no podías caminar libremente de la mano de tu pareja?

R: Para mí esto es política y es una declaración de intenciones en toda regla. Muchas veces he dado la mano de forma intencional sabiendo que iba a escocer o que no iba a gustar. Pero también creo, y en esto tengo una discusión interna conmigo mismo, que hasta ahora mi línea roja está en países donde se persigue a la gente o se les criminaliza por quienes son. Pero luego por otro lado pienso que en esos países también existe gente LGTB. Si en esos países no ven a turistas diferentes a lo que ellos consideran normal, ¿estoy ayudando o no? Creo que al final todo esto es un tema de visibilización. Por ejemplo, que un pueblo de México donde seguramente no hayan visto a nadie gay jamás, vean a dos chicos de fuera que están de viaje juntos y que muestran su cariño puede ser muy positivo. En muchos sitios además asumen que porque eres blanco, tienes más dinero y que entonces eres incluso mejor y lo ven como glamuroso. Entonces claro, si de repente ven a una persona de la que asumen todas esas cosas de la mano de un chico, pues a lo mejor dicen: "esto no solo es el maricón del pueblo." Entonces para mí es un acto político. Muchas veces no me he sentido seguro al hacerlo, pero he creído que era necesario. Al final lo que hago en mi canal de Youtube es un activismo subliminal. No hago contenido sobre ser gay y viajar, sino que hago un contenido genérico de viajes, pero dejo patente mi vida en el escaparate. Hay muchas personas que cuando entrar a ver el contenido por primera vez ni se lo imaginan, pero luego acaban entendiéndolo. En ese momento ya existe esa empatía con el personaje que soy yo y las barreras entonces desaparecen. Siento que todas las cosas ayudan y la forma en la que hago contenido es con la que mejor creo que puedo ayudar a cambiar las cosas.

P: Todo el mundo cree que Madrid es super abierto. Por algo es la ciudad donde más se celebra el Orgullo, ¿no?

R: Pues mira, justo este año que no se pudo celebrar la fiesta como antes de la pandemia me pareció curioso la poca gente que había. ¿Dónde estaba todo el mundo? La manifestación ya era otra cosa y me ha molestado un poco por todo el tema de Samuel y todas las cosas que han pasado. Creo que todos los que pertenecemos a estas siglas nos hemos sentido solísimos. ¿Por qué todo este esfuerzo de medios, comentaristas y tertulianos de retorcer la realidad hasta el punto de no reconocer una verdad tan evidente? Al final parecía que solo había quedado entre nosotros, que solo lo denunciábamos nosotros y fuera de la burbuja no se hablaba o se hablaba de que habían matado a un chico y punto. Por eso creo y siempre digo que este es un problema de todos. Igual que la violencia machista no es solo un problema de las mujeres, es un problema de todos como sociedad. Creo que en el último año y medio todos pensábamos que había pasos que estaban dados y en realidad no estaban dados, estaban a medio dar y no sé si iremos para atrás o hacia delante, pero la verdad que está siendo muy frustrante. Esto se traslada también a las redes. Cuando de repente yo hago un vídeo de Chueca y me llegan semejantes comentarios de personas de aquí, digo: "pero si es que hace 10 años jamás habrías dicho esto, no te habrías atrevido o no te habrías sentido con el apoyo suficiente para hacerlo."

P: El tema de las marcas que hacen campaña durante el Orgullo y nada el resto de año. ¿Qué te parecen?

R: El primer día de julio puse varios stories sobre esto. Tengo la casa llena de cajas de cosas que me han enviado marcas de las que jamás haré promoción porque son marcas que no creen en ello. Ni siquiera digo que todas tengan que hacer activismo si no es parte de su marca. Pero si no crees en esto, no lo utilices durante un mes. Si lo vas a hacer de verdad, hazlo bien y durante todo el año. O si pasa algo como lo de Samuel posiciónate, porque eso es tener valores. No de repente ponerte una banderita un mes antes del Orgullo, porque eso no significa absolutamente nada. Yo entiendo que es un avance, pero hay muy pocas marcas que de verdad se comprometan o que de verdad tengan valores y sean capaces de arriesgarse a perder clientes porque el tipo de cliente que quiero tener es alguien comprometido o que al menos respete a los demás.

P: ¿Podemos también lanzar algún mensaje positivo?

R: Sí, claro. Imagínate hace 30 años el Banco Santander con la bandera del arco iris. Por supuesto que lo hacen por cosmética. Todos sabemos que va a durar un mes yque luego el resto del año hacen cosas de dudosa moralidad. Aunque a mí no me molesta ver una bandera de arco iris en el Burguer King ese mes y el resto de año no. Me parece positivo, pero sí que creo que las marcas deberían plantearse que significa tener esa bandera.

P: En la web del ministerio de exteriores te hacían recomendaciones por cada país de varias cosas, entre ellas si era recomendable o no para las mujeres viajar solas. ¿Crees en este tipo de recomendaciones? ¿Se deberían extender a otros colectivos vulnerables?

R: Son recomendaciones muy generales y también tenemos que tener en cuenta que normalmente las legislaciones de los países aplican a personas nacionales, al turista normalmente lo ven como una bolsa de dólares y ya está. Esto yo lo he sentido en muchos sitios. En México, por ejemplo, ven que eres blanquito y ya como que eres el blanco fácil. Aunque donde más se siente es en Asia. Porque llegas y eres tan diferente que no esperan de ti que te comportes conforme a sus valores. Creo que este es el motivo por el que Asia es el lugar más seguro para viajar para cualquier tipo de persona, especialmente para los que pertenecemos a minorías que en otras partes del mundo estamos afectados por prejuicios. En Asia existe como esa distancia: eres tan distinto a mí que tú haces tus cosas y no te metas en mi vida que yo no me meto en la tuya. Allí no vas a sentir esa mirada inquisidora, esos prejuicios. En parte porque allí la religión se ha desarrollado de otra forma y no existe esa culpa, ese señalamiento, es más una cosa de valores y de tradiciones.

P: ¿Ves algo de superioridad cultural al considerar ciertos países peligrosos y a Occidente nunca?

R: Para mí no se puede juzgar las culturas y los comportamientos de otros países con el prisma de uno con un contexto absolutamente distinto. Entonces me parece injusto porque existen factores históricos, sociales, culturales y económicos que hacen que cada país se haya desarrollado de la forma que lo ha hecho. También creo que cuando uno va a un país tiene que entender que tiene que dejar de ser tanto uno mismo para entender ese lugar y luego poder emitir juicios de valor y tener opiniones, pero primero hay que sumergirse en su cultura. No se puede medir con nuestros instrumentos occidentales porque es un tema diferente. El caso de Francia es muy distinto, porque es el país de al lado y tiene la misma herencia cultural que nosotros y el mismo desarrollo. Por supuesto no estoy diciendo que uno vaya a Dubai y que acepte la homofobia que hay, porque me parece terrorífico. Pero si creo que cuando uno va a otros países que respetan los derechos humanos, desde nuestro punto de vista se puede pensar que hay muchas cosas que hacen mal, porque es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno. Creo que primero hay que entender, respetar y aprender para poder tener una opinión.

P: ¿Hay algún lugar que te haya sorprendido por su tolerancia?

R: La primera vez que yo llegué a México, llegué un poco con las barreras puestas porque era mi primer país en Latinoamérica en mi vuelta al mundo de tres años. Después viajé mucho por el resto de Latinoamérica y cuando volví a México pensé: es alucinante la diferencia que se siente en México, especialmente en Ciudad de México, porque existen muchísimas leyes y mucho apoyo a minorías como las nativas originarias. Durante mucho tiempo también se han criminalizado muchas cosas como: no hablar el castellano, no ser blanco de piel, ser descendiente indígena, ser LGTB, ser madre soltera... Pero hoy en día muchos negocios en Ciudad de México tienen un letrero en la puerta que dice: "En este local no discriminamos a nadie por nacionalidad, identidad, género, sexualidad, etc, etc." Esto son cosas que no se ven en todas partes. Por otro lado, está Thailandia que es un país oficialmente muy homófobo, pero luego en realidad es el país con más transexuales. Me ha sorprendido de países occidentales donde uno esperaría más apertura, tipo Australia, que de repente no existe esta mente abierta y este se cómo tú quieras. Por eso siento que, muchas veces desde nuestra perspectiva occidental y con algo de superioridad moral, decimos que en los países que son como los nuestros es dónde me voy a sentir seguro. No, perdona, te vas a sentir mucho más seguro en México, en este aspecto, que en Australia.

P: Un mensaje/recomendación para la generación zeta que quiera empezar a viajar sola.

R: Lo primero es que vayan sin miedo y sin prejuicios porque no hay una manera mejor de viajar. Y para aprender muchas veces hay que escuchar cosas contrarias a las que uno piensa y procesarlas. Pero si estás lejos, en una cultura ajena a la tuya y sientes que va a haber un ataque o que hay una atmosfera rara, entonces lo mejor es irse de ahí. A mí me ha pasado algunas veces y esto no es: llamo a mis amigos o llamo a mis padres, no. Lo mejor es salirse y evitar ese tipo de conflictos, aunque es muy raro que haya conflictos estando de viaje. Yo he visto más viajeros peleándose entre sí que locales contra turistas. Si que me ha pasado, por ejemplo, salir de una discoteca en Argentina y gente desde un coche diciéndome de todo o haciendo gestos. Pero en ese caso, como es una cultura más cercana a la mía, pues sí les contesto, pero también porque uno mide la peligrosidad de cada situación. Al final para mí viajar es hacerlo con la mente abierta y sin juicios. Cuando uno no va predispuesto a juzgar, es muy difícil entrar en una situación de confrontación.

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