Fue a China para casarse y terminó trayendo telas para Benito Fernández, Kosiuko y Clara Ibarguren

Fue a China para casarse y terminó trayendo telas para Benito Fernández, Kosiuko y Clara Ibarguren

A veces, las ideas de lo que uno quiere ser nacen desde la infancia. Los objetivos, los talentos, las ganas de hacer algo. Pero en otras ocasiones, surgen como revelaciones en el medio del trajín de la vida cotidiana. Soledad Silva pertenece a uno de estos casos y no dejó que el tren de la oportunidad pase de largo.

Tras recibirse de la carrera de actuario en la UBA, Soledad se fue a Shanghái para reencontrarse con su novio argentino, quien vivía allí desde el 2010 por trabajo. Una vez juntos decidieron casarse. Además de la ceremonia, Silva intentó resolver el tema de su vestido de novia en China, pero no encontró nada que le gustara, ya que todo lo que le mostraban le parecía muy armado y brilloso. Entonces, optó por hacérselo en Argentina donde, muy a su pesar, tampoco encontró una solución, ya que los géneros que le ofrecían le parecían muy rígidos. Frente a esto, su diseñadora le propuso que buscara su propia tela en China y que luego ella se lo confeccionaría acá.

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Esa propuesta hizo que se le prenda la lamparita, ya que enseguida se le ocurrió la idea de traer telas al país para que otras mujeres que pasaran por su misma experiencia pudieran acceder a los textiles chinos.

Al principio las cosas no fueron fáciles. Como vendía sus productos mediante fotos, era muy difícil para los clientes argentinos palpar la calidad de los mismos que Silva les ofrecía desde China. Pero fue su astucia para proponer telas bien distintas y originales que se lucían por sí solas fue lo que la salvó del fracaso. Así consiguió, allá por el 2015, sus primeros pedidos, esos que ingresaba al país en valijas. Mantuvo ese modus operandi por dos años, hasta que ya un par de maletas no eran suficientes para traer toda su mercadería.

Eso la obligó, incluso, a pagarle pasajes de avión a familiares y amigos para que la ayuden. "Viajaba con tanta frecuencia que los del aeropuerto ya me conocían y me paraban con solo verme la cara. Era una situación de mucha adrenalina. Vivía nerviosa y con el corazón en la boca pensando en que me iban a confiscar todo lo que traía ni bien pisara suelo local. Con el tiempo me di cuenta de que no quería que mi negocio esté basado en hacer las cosas por izquierda y me propuse como prioridad que me aprueben mi primera importación para hacer todo bajo las reglas", relata Silva.

Fue a China para casarse y terminó trayendo telas para Benito Fernández, Kosiuko y Clara Ibarguren

Su deseo se hizo realidad en el 2017 cuando, tras una inversión inicial propia de u$s 10.000, pudo ingresar a la Argentina 1600 metros de tela repartidas a lo largo de ese año en tres containers distintos.

Esa operación devino en Sole Silva Textiles, una empresa que actualmente se dedica a la comercialización de telas de alta gama para marcas de indumentaria femenina y de alta costura. Su propuesta de valor consiste en ofrecer géneros diferenciados y exclusivos, esos que no se fabrican en el país y que su fundadora trae desde el exterior.

"Aunque hacemos ventas presenciales, el 70% de las mismas son online. Si bien para muchos es necesario tocar los géneros para palpar su calidad, nosotros logramos que el producto sea fielmente visualizado a través de producciones de fotos en maniquí y con modelo y videos de extrema calidad que subimos a nuestro e-commerce. Esto nos permite vender a todo el mundo sin que el cliente tenga la necesidad de ver la tela en vivo. Actualmente estamos trabajando para perfeccionar ese mecanismo ya que en un futuro queremos vender solo a través de la web", especifica Silva, quien tiene entre sus clientes a etiquetas comoKosiuko, Ginebra, Benito Fernández, Gabriel Lage, Maria Gorof, Laurecio Adot, Clara Ibarguren, Justa Petra, Dollstore, Cloetas, Mila Kartei, Dollstore, Heidi Clair, Carmela Achaval y Natalia Antolin.

Hoy, tras casi siete años del lanzamiento de su negocio, Silva revela que se siente mucho más identificada con el mundo de la moda que armando índices de riesgos en la computadora.

"Ahora trabajo con China, ya que vivo acá, y viajo dos veces por año para comprar telas y conocer fábricas nuevas, lo que me permite traer tendencias al país e innovar con mis productos. Hacer las cosas bien y por derecha en este país implica muchas trabas y también poner mucho dinero extra. Emprender en el mundo de la indumentaria en Argentina es todo un desafío. Sobre todo en los últimos tres años donde pasamos por varias crisis económicas, sumado a una pandemia global. Por lo cual, los principales requisitos para lanzar un negocio acá y en esta industria son la constancia, la perseverancia y la paciencia", cuenta Silva, quien en el año 2020 vendió 15.500 metros de tela y este 2021 espera multiplicar esa cifra.

"Pese a que la pandemia frenó las ventas (dado que las fiestas y casamientos se suspendieron), en el último semestre los pedidos vienen repuntando. En telas para vestidos de novias (segmento que comenzó a crecer a partir de agosto del 2021) el objetivo es vender 300 metros más para alcanzar los 1000. Mientras que en las telas de marca, la meta es vender 5.000 metros más e igualar lo vendido en 2020. La diferencia de metros vendidos entre telas para estos tipos se debe a que los primeros son mucho más costosos que los segundos", precisa la ejecutiva de esta textil que maneja precios minoristas que van de los $1600 el metro a los $9900, y al por mayor generalmente ofrece entre un 30% y un 40% de descuento.

Dado que los costos de importación aumentaron y creció la cantidad de metros comprados, la empresa lleva invertidos este año u$s 150.000. "Parte de este presupuesto está destinado a formar nuestra cartera de clientes internacionales, a propósito ya armé mi propia empresa para exportar al mundo desde China", revela Silva.

En cuanto a las acciones que implementan para que su marca crezca, la ejecutiva cuenta que además de apostar a los viajes, las producciones de fotos y el e-commerce, invierte mucho en estrategias de marketing. No por nada su marca fue pionera en Instagram al comercializar sus telas de una manera completamente distinta a cualquier sedería.

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