El cómic LGBT
Fragmentos del libro inédito El cómic impúdico

El cómic LGBT Fragmentos del libro inédito El cómic impúdico

Este 5 de octubre se estrena en Estados Unidos el documental La experiencia LGBT, del realizador venezolano Tom Monasterios. El filme entró a la selección oficial del Awareness Film Festival en Los Ángeles. Tom Monasterios —hijo del autor de este trabajo— es periodista egresado de la Universidad Central de Venezuela y tiene estudios de cine en la New York Film Academy, con más de veinticinco años de experiencia en los medios venezolanos. Creador de exitosos formatos de radio para las emisoras de corte juvenil más importantes de Venezuela (92.9 FM, Mega 107.3 FM), fue productor y host de El Monstruo de la Mañana, el morning show de más larga data de la radio FM venezolana (92.9 FM). Fue también guionista y creativo de varios programas de Venevisión (reality shows Protagonistas de novelas y Estrellas de la música) y de Radio Caracas Televisión, RCTV (Atrévete a soñar, Sonoclips) y cocreador del late night show Dementes Veloces, en Globovisión.

El underground se hace sentir en el universo hispanoamericano

El comix1 norteamericano hace su entrada en España a principios de los sesenta, a través de la difusión soterrada de las obras de Crumb y Shelton; una aparición un tanto rezagada, pero no por falta de ganas, viene a lugar advertirlo, por cuanto la sátira literaria y gráfica es componente intrínseco del carácter social hispano al menos desde la Edad Media, sino por la represión reinante en su entorno.

Una creación inspirada en tal propuesta sólo podría desarrollarse en ese país a partir del fin de la dictadura, con la muerte de Franco (1975). “El tremendismo y el esperpentismo tradicional español encontraron en el underground un canal natural” (Sampayo), configurándose así un underground a la española; previamente, “algunos jóvenes dibujantes lanzaron, por canales clandestinos, ciertas obras”… que “prepararon el terreno para que surgiera, al finalizar la década [de los setenta], la revista El Víbora” (Coma), cuya primera portada en 1980 dibujó precisamente quien terminaría siendo considerado por la crítica como el más notable de esa tendencia en España, Nazario Luque, uno de los tres más relevantes artistas del dibujo consagrados al tema gay, al lado de Tom de Finlandia y Ralf König. La primera obra de Nazario focalizada en el asunto es La visita, y data de 1975.

Nazario

El sevillano Nazario Luque Vera (1944) es, además del adelantado del underground hispano, reconocido mundialmente como un artista de la irreverencia radical gracias a obras como Anarcoma (1979) y Salomé (1981), la última vagamente inspirada en la obra teatral de Oscar Wilde; ambas aparecieron originalmente en El Víbora.

La siguiente acotación del autor referida a Salomé es suficiente tanto para dar una idea sobre el espíritu de esta obra, como respecto al contenido de la primera: “Decidí realizar la historia de Salomé (…) para desintoxicarme un poco de tanto sexo y violencia, mariconeo y travestidos de la primera parte de Anarcoma”; a lo que podríamos añadir: para desintoxicarse también de algún exceso de drogadicción, asesinato, exhibicionismo, corrupción, violación, tortura y además…

No obstante tantas loas, el comentario del que extrapolamos la cita también involucra serias objeciones a la más importante novela gráfica seriada de Nazario; entre otras cosas, un montón de años después de su creación, el crítico —que enmascara su identidad mediante tan singular seudónimo— la siente reiterativa, estancada y en exceso parroquial. Los dos primeros calificativos quizá tengan fundamento a partir de una revisión en conjunto de la obra de Nazario; no concordamos con el último; muy en sentido contrario opinamos que su obra es uno de esos casos en que lo “parroquial” (si por ello entendemos la parte perversa de Barcelona), como efecto del tratamiento creativo del artista, se vuelve “universal”.

El hecho es que Salomé, en efecto, discurre en una atmósfera poco menos que lírica; Anarcoma, en cambio, es la farsa pornográfica más descarada, cínica y revulsiva jamás puesta en forma de cómic; es la obra que conduce a comparar a su autor con Genet y Céline en la literatura.

El cómic toma su título del nombre del protagonista: Anarcoma, un detective homosexual y travesti que vive con su novio Alejandro en un apartamento de la Plaza Real de Barcelona; Nazario lo caracteriza como un tipo mitad Humphrey Bogart y mitad Lauren Bacall. Su locus es esa fascinante capital catalana, con algunos elementos futuristas añadidos, entre ellos un androide, científicos locos inventores de máquinas infernales, etc.; en uno de sus niveles de lectura, Anarcoma es una crónica del bajo vientre de la Ciudad Condal, espléndida y pervertida, en la que se encuentran el gótico y el Art Nouveau; la fauna canalla que se pasea por el Barrio Chino y la rambla del puerto, también deambula impávida por las páginas de la novela gráfica, sin que el autor deje entrever hacia ellos una pizca de benevolencia, compasión o ternura. La generalidad de las personas perciben esos submundos o ámbitos undergrounds reales, existentes en toda urbe, como algo “extraño”, o, idealmente, exótico; Nazario lo hace ver en su historieta como un hecho normal, obvio y natural. “Esto es, más que la abundante exhibición de pingas, lo que perturba a los lectores de la más variada índole” —escribe en la presentación de la versión del cómic al inglés José Miguel Gonzales Marcén, guionista y comentarista habitual de El Víbora larvado en el equívoco seudónimo de Onliyu.

Nazario educativo

Uno de los rasgos “positivos” del carácter social barcelonés, o tal vez de la integridad catalana, lo constituyen las actitudes libertarias, que conducen a la aceptación de las más bizarras propuestas y a hechos bastante insólitos; ellas quizá le expliquen al asombrado turista por qué los travestis, putas y jíbaros se pasean a su antojo por la rambla del puerto sin ser víctimas de represión de parte de las autoridades. Es una evidencia de tales actitudes el hecho de que el Ayuntamiento de Barcelona le asignara precisamente a Nazario el encargo de realizar una serie de cómics educativos en una campaña de prevención del sida dirigida a la comunidad homosexual. Nazario es uno de los primordiales responsables del contenido pornográfico de El Víbora; ergo, se trata de un dibujante que en muchos países del mundo estaría execrado de toda convivencia con el establecimiento, y en algunas partes perseguido, preso o algo peor: ejemplos no faltan; en Barcelona, no; en la capital catalana, muy en sentido contrario, el artista emblemático de El Víbora recibe del ayuntamiento una comisión oficial, lo que evidentemente es un reconocimiento a su talento e influencia comunicacional en un sector del colectivo social digno de respeto y protección.

Por cierto, algún tiempo después de que Nazario fuera distinguido con esa comisión, tuve que romper en Caracas, desde las páginas del diario venezolano El Nacional, un par de lanzas a favor de El Víbora. En noviembre de 1993, el presidente del Instituto Postal Telegráfico de Venezuela (Ipostel) ordenó la quema de un lote de ejemplares de la revista, legalmente ingresado al país; su argumentación fue, naturalmente, que se trataba de material pornográfico. Le concedí la razón en ese punto, pero también hice ver que los dibujos en las páginas de la revista eran de muy elevada calidad estética y muchos de ellos plenos de contenido crítico-social; mis artículos condenando la acción inquisitorial de un funcionario que, según lo dije, comía cemento para fortalecer su cerebro, quizá sirvieron para aclarar criterios, pero a propósito de rescatar el lote de la revista fueron inútiles: el daño ya estaba hecho.

Tom de Finlandia

Es el nombre artístico del dibujante finlandés Touko Laaksonen (1920-1991), señalado como el artista consagrado al tema homófilo más influyente en la comunidad gay mundial y en la dinámica cultural occidental de la segunda mitad del siglo XX. En 1957, envió algunos de sus dibujos a la revista estadounidense Physique Pictorial bajo ese seudónimo “para evitar problemas de discriminación en su país de origen”.

El cómic LGBT
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Su personaje del cómic más emblemático es Kake (1968); es, por excelencia, “el hombre de Tom” (o el “chico de Tom” para ubicarlo en la línea de las chicas, antes comentada); una imagen que ha servido de modelo a millones de homosexuales de todo el mundo. Originalmente era un tipo rubio, inspirado en los vigorosos y muy masculinos trabajadores portuarios de su país, y en la obra del precursor de la imagen gay, el pintor norteamericano George Quaintance (1902-1957); posteriormente toma como modelo al Tarzán de las historietas creado por Foster.

A partir de varios ensayos, finalmente le da la forma de un individuo blanco de pelo negro, con bigote, hipermasculino en su apariencia y gay sin conflicto en su tendencia sexual, vestido con ropa de cuero y una camiseta ajustada con la leyenda “Fucker”, que recorría el mundo proclamando con su comportamiento la liberación del sexo gay, satisfactorio y explícito.

Así aparece Kake, el prototipo de los leatherons u “hombres en cuero” (en el sentido de estar vestidos de ese material de poderoso contenido sadomasoquista); la obra de Laaksonen revivió y popularizó la estética de la subcultura leather que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, alcanzando su cenit al final de los 70 y primeros 80. La apariencia, el estilo y el comportamiento adoptado por un gran número de homosexuales durante ese período están directamente influenciados por su trabajo; la combinación de la gorra y chaqueta de cuero y el bigote se ha convertido en la cultura popular de occidente en un estereotipo del hombre gay. Aunque la prevalencia de esta estética ha declinado desde mitad de los 80, las imágenes de Tom de Finlandia continúan siendo usadas frecuentemente en publicaciones gays, bares, clubs y comunidades de Internet.

Sus personajes son los íconos eróticos preferidos de la comunidad gay; son leñadores, marineros, motoristas, policías, soldados, vaqueros; sus varones de envidiable físico son blancos y negros; dibujó escenas sexuales homófilas interétnicas, en un momento histórico en el que semejante interacción lucía inadmisible a luz de los pensamientos más retrógrados; de modo que Tom de Finlandia, además de ser un pionero de la liberación gay, también lo fue de la integración racial. Hay que tener en cuenta que la propuesta homoerótica del artista finlandés se encuadra en una época específica a medio camino del reconocimiento de los derechos de los diversos, estando sus comunidades marginadas en las sociedades europeas. El caso de Tom es el de una persona que sin poder expresar libremente sus sentimientos, a través del arte sublima sus ensueños eróticos.

Los fans internacionales de Kake hicieron de él el modelo de lo que llegaría a ser conocido como el look gay por excelencia de la década de 1970. Los dibujos del “hombre de Tom” vestido con uniforme nazi originaron muchas críticas; el autor se apresuró a clarificar que no tenían ninguna intencionalidad política; la simbología nazi era netamente sexual, por su asociación con lo sádico; sensible a esta objeción, los descartó en una antología de su obra; no obstante, aparezcan o no con uniformes nazis, lo cierto es que hay mucho del espíritu fascista en los ambiguos supermachos de sus historietas.

La crítica diverge respecto a la obra de Laaksonen; no cabe duda de que es un maestro superlativo del lápiz; sus dibujos son un cuidadoso estudio de la configuración anatómica humana masculina: volumen y forma tanto en los personajes como en su entorno que dan un toque de realismo con el manejo de diversos planos y puntos de fuga. El tratamiento de sombras y líneas que resaltan los elementos centrales del tema hacen de las obras creaciones artísticas. No obstante, su “hombre de Tom” se repite excesivamente y, aparte tres o cuatro poses y disposiciones anímicas, es pobre en expresividad. Desde el punto de vista conceptual los críticos se preguntan si su representación de hombres con abultadas dotaciones, grandes músculos y en disposiciones claramente sexuales, es superficial y morbosa, o si se puede encontrar en ellos un mensaje más profundo de carácter subversivo, por su poder de despertar el asombro y estimular al observador a asumir una posición. También podría ser una síntesis de ambas cosas, ¿por qué no?

Laaksonen creyó prudente adoptar un seudónimo a propósito de protegerse de agresiones en su país cuando empezó a dibujar sus historietas homófilas; hoy es uno de los símbolos de su patria; en 2014 el gobierno finlandés le rinde homenaje mediante estampillas con sus imágenes. Se cumple así el principio histórico-sociológico de que lo subversivo en cierto momento, termina integrándose al establecimiento.

König

Ralph König (Alemania, 1960), es un historietista humorístico costumbrista; habría que especificar también que es un costumbrista urbano, en la corriente underground; sus obras de mayor resonancia internacional son El condón asesino, El hombre deseado, Lysistrata.

Los analistas del historietismo lo señalan como “el antes y el después” del cómic LGBT en Europa, y en buena medida responsable de integrar el cómic homófilo a la cultura popular más generalizada, por cuanto sus historietas son tremendamente divertidas y amenas para todos los públicos adultos.

En 1979 comenzó a publicar sus primeras historietas en la revista alemana del cómic underground Zomix, y en la publicación orientada al público gay Rosa Winkel. En 1987 publicó su primer álbum de historietas, Der bewegte Mann (El hombre deseado), en el que ya se podían encontrar las características representativas de su obra: unos alocados personajes que se ven envueltos en continuos enredos, el reflejo de una sexualidad abierta y sin ningún tipo de prejuicio, el retrato de las relaciones de pareja homosexuales, o la crítica irónica a la sociedad tradicional con un piquete de burla de los heterosexuales.

La obra de Ralf König se podría definir como ligera y sin tabúes. Sus dibujos son claros y fundamentalmente en blanco y negro, teniendo como resultado imágenes que se acercan a la caricatura de carácter cómico y grotesco. Normalmente sus historias tienen el aire pícaro y salaz del vodevil inteligente. Más allá del humor, König evoca temas esenciales tales como la aceptación de la diferencia, las relaciones hombre-mujer y homosexual-heterosexual, los problemas de pareja, el sida, etc.

König ha confesado que su obra estaba compuesta una tercera parte de elementos autobiográficos, una tercera parte de elementos tomados de conocidos y otro tercio de pura ficción. En sus primeros álbumes la acción ocurre en un ámbito exclusivamente homosexual; en los más recientes figuran personajes de ambas tendencias en interacciones amistosas; evidentemente, es un cambio sincrónico con la realidad sociocultural, en la que las actitudes homofóbicas también han cambiado en amplios sectores de la población.

Varias de las obras de König han sido llevadas al cine. La primera de ellas fue El hombre deseado (Sönke Wortmann, 1994; Alemania), basada en dos de sus historietas, El hombre nuevo y Pretty Baby; en su país fue un éxito de taquilla, al igual que la segunda adaptación cinematográfica, El condón asesino (Martin Waltz, 1996; Alemania); tanto la historieta como el film cuentan la historia de un condón provisto de dientes capaces de arrancar el miembro a los hombres que lo usan. Después vino la película basada en Como conejos, del mismo título (Sven Unterwadt, jr., 2002; Alemania), con resultados decepcionantes para el artista. La última traslación al cine de una de sus historietas fue Lisístrata (Francesc Bellmunt, 2002; España); es la versión de König de la sátira teatral debida a Aristófanes.

La historieta LGBT no necesariamente es impúdica

En efecto, además de aquellas que exhiben en forma explícita relaciones íntimas entre personas del mismo sexo, o sea, que son intrusistas, o en las que los personajes declaran ser homosexuales, corresponden a la categoría de historietas LGBT las que lo insinúan subtextualmente mediante el tratamiento gráfico, exhibiendo comportamientos “significativos” en el marco de nuestro contexto cultural, tales como disposiciones corporales, puestos en situaciones sociales viriles intimistas, o destacando la genitalidad viril debajo de la ropa, u orientando la atención del lector hacia ella mediante focalizaciones y angulaciones, etc. Por otra parte, existen historietas que sin exponer escenas sexuales entre personas del mismo sexo de ninguna índole, o siendo muy discretas en tal exposición, encuadran en la categoría que nos ocupa, sea orientadas hacia lo viril o lo lésbico, como efecto de sus contenidos conceptuales; son aquellas de cierto nivel intelectual más elaborado, en las cuales se hacen reflexiones sobre el ser homosexual, las vivencias que ello implica, los conflictos íntimos y sociales debidos a la condición; paradigmática de este tipo de historieta es la creada por Alison Bechdel (Estados Unidos, 1960).

Esta obra, debida a Bechdel, expone la idea; sin una pizca de intrusismo, es un juego humorístico muy fino basado en la imagen y en el término smarter, que en inglés es multisémico: lo mismo puede significar “más inteligente”, “más afortunado” o “de apariencia diferente”.

En consecuencia, son obras homófilas, sin ser del género pornoerótico que aquí nos ocupa; a propósito de evitar ambigüedades conviene clarificar que son cosas diferentes.

De modo que unas cuantas historietas socialmente aprobadas tienen contenido homófilo. En los cómics destinados a niños y jóvenes figuran títulos como Wonder Woman, Flecha Verde, Batman; e incluso en algunos tratamientos Tarzán de los Monos, por cuanto los dibujantes que los han realizado más o menos sutilmente transfieren su propias orientaciones sexuales al personaje; de aquí que en sus historietas encontremos tanto elementos homosexuales como convencionalmente heterosexuales (Tarzán y Jane en pareja recatadamente casada), zoofílicos (gorilas que raptan mujeres) y sadomasoquistas. Tampoco faltan especulaciones sobre un posible vínculo homosexual entre Superman y su amigo Jimmy Olsen. Aunque también se ha propuesto que el persistente distanciamiento de los superhéroes de una pareja del sexo complementario se debe más al parsifalismo que a la homosexualidad (Eco, 1968), una condición psíquica en la que el individuo sacrifica su líbido en aras de un ideal altruista, en cuyo logro concentra toda su energía vital; el parsifalismo involucra hábitos propios de los superhéroes, tales como convivencia con otros varones, abstinencia de sexo, acciones físicas realizadas con agresividad y deleite que suplantan al goce erótico.

La Mujer Maravilla es un claro discurso lésbico con algún matiz sadomasoquista; la amazona siempre célibe, en algunos episodios vinculada a una jovencita, y por si fuera necesario remarcar el asunto, originaria de Lesbos; el matiz en cuestión lo aportan mujeres nazis a las que combate, cuando la torturan sin dejar de expresar su admiración por la belleza de la superheroína, estando ella circunstancialmente despojada de sus poderes. Su representación como una adalid de la lucha por la justicia, el amor, la paz y la igualdad sexual ha llevado a la Mujer Maravilla a convertirse en un ícono feminista.

La relación del Hombre Murciélago y un muchacho que no es pariente suyo, Robin, da qué pensar; además, algunos archienemigos representan tipos sociales asociados a lo homosexual, como el Jocker, imagen a lo dragqueen.

Pero el verdadero adelantado en el asunto es Northstar (Estrella del Norte), un personaje mutante de ficción del universo Marvel creado por Chris Claremont (guion) y John Byrne (dibujo) en 1979. Destaca por ser el primero, y de los pocos, de los personajes abiertamente homosexuales del cómic de masas estadounidense.

Debido al clima de la época y a la regulación del Código de Cómics, no se pudo afirmar abiertamente al principio, y sólo se dejaban caer insinuaciones y mensajes entre líneas; vuelto el ambiente más permisivo, en 2012 terminaría anunciando su boda con el mutante Kyle Jinadu.

Un notable antecedente de la imagen gay lo encontramos en la obra del antes citado George Quaintance, pintor, fotógrafo y bailarín, poco conocido fuera del mundo homosexual, aunque quizá el artista más influyente en la creación de un prototipo del físico viril que anuncia una nueva conciencia gay a principios de la década de los cincuenta. Sus obras, finamente dibujadas y pintadas, reproducen escenas ambientadas en épocas y ambientes como el Lejano Oeste o las antiguas Grecia y Roma, versiones idealizadas en las que hombres musculosos, desnudos o semidesnudos, posan en situaciones de camaradería íntima. Los dibujos de Tom de Finlandia no son muy diferentes a las estampas de Quaintance (véase ilustración intercalada, supra); el artista finlandés ha reconocido su influencia.

El cómic gay tuvo su momento de auge en los años 70 y 80 como uno de los frentes del movimiento contracultural; fue un medio propagador del pensamiento libertario. La censura en Estados Unidos fue férrea; aunque menos radical también se hizo sentir en Europa apelando a una pretendida protección de la juventud; el aire de libertad en el Viejo Continente se siente en los 60, gracias a una nueva generación de artistas de la historieta: Brétécher, Mandryka, Gotlib, vinculados a L’Écho des Savanes, la primera revista de cómics dedicada a público adulto, en la que tenía espacio el tema sexual. Los primeros cómics homosexuales aparecen en la revista Gai-Pied, con autores como Copi, seudónimo de Raúl Damonte Botana (nacido en Argentina, 1939-1987). Centrado en temática gay, en España destaca Pere Olivé, cuya serie más importante es Nacho García, chico de compañía (1985). Ya en el nuevo siglo, encontramos la revista Claro que sí Cómics (Ediciones La Cúpula, 2005-07), Gay Tales (David Cantero Ediciones, 2008) y autores como Carles Ponsí, creador de la serie Sauna Paradise, sobre las vivencias en un sauna de entendidos. Un exponente representativo es Cúlcul el culo (2006), de Sergi Ferré. El protagonista es un culo parlante dotado de una disponibilidad total para el sexo; el tema nos hace pensar en Los dijes indiscretos (siglo XVIII), de Diderot, novela en la cual las que hablan y cuentan historias pornoeróticas son las vulvas (eufemísticamente dijes).

Al lado del cómic gay masculino, está el lésbico; a propósito de no incurrir en extremismos, diré: casi invariablemente creado por mujeres de tal tendencia, advirtiendo que el adverbio es casi superfluo, pero necesario, por cuanto existe la probabilidad de que en la abrumadora cantidad de títulos aparecidos en el mundo, alguno de sesgo lésbico haya sido realizado por un hombre.

Se considera el primer cómic con esta orientación en lengua castellana Salidas de emergencia (2006), de Rosa Navarro y Gema Arquero; narra las peripecias de cinco chicas lesbianas de hoy, la descripción de su mundo, de sus experiencias y de sus aventuras, en clave de irónico y refinado humor; la segunda edición cuenta con un prólogo debido a Nazario. Otra artista en la misma onda es Paige Braddock con su obra El mundo de Jane (La Cúpula, 2005). En Norteamérica destaca Howard Cruse; su obra culminante es Mundos diferentes (Stuck Rubber Baby, 1995), ganadora de los premios Eisner y Harvey. La historieta narra el despertar personal, social y político de un joven gay en un pueblo sureño de los Estados Unidos, en donde reina el Ku Klux Klan. Cruse plantea no sólo el problema de la homofobia, sino también el del racismo y el de cualquier tipo de intolerancia.

Son dignas de destacar las obras netamente lésbicas que no encuadran en el marco de cómic impúdico, vale decir, que no son pornoeróticas, por cuanto evitan el intrusismo extremo y son discretas en la presentación de escenas sexuales; tal es el caso de las debidas a la muy notable Alison Bechdel (Estados Unidos, 1960), autora, entre otras, de la tira cómica Dykes to Watch Out For (1983), traducida como Unos bollos de cuidado (bollo: vulva, en lenguaje coloquial castellano) y en forma más explícita como Unas lesbianas de cuidado; en ella, a través de su álter ego Mo refleja la complejidad de las relaciones lésbicas y los estereotipos que se asocian a ellas. Otras de sus obras en formato de novela gráfica son Fun Home: A Family Tragicomic (2006) y Are You My Mother? (¿Eres mi madre?, 2012), literalmente aclamadas por la crítica literaria norteamericana.

La obra de Bechdel ha sido traducida a varios idiomas, incluso al mandarín. A manera de curiosidad reseñemos que en este último las autoridades eliminaron los dibujos de desnudos y de escenas sexuales. ¡Oh, singularidades de la moral comunista! Resulta ridículo al tomar en cuenta la formidable tradición pornoerótica de la pintura y literatura chinas.

Rubén MonasteriosEscritor y locutor venezolano (La Guaira, Vargas, 1938). Fue marino mercante, dibujante y bailarín. Ha publicado los libros de ensayo La imagen de la comunidad (1970), Cuerpos en el espacio: el baile teatral venezolano de nuestros días (1986), Vergüenza y escándalo o Las delicias de la censura: la mistificación como género literario (1988), Rómulo Gallegos, dramaturgo (1993), y Caraqueñerías (2003), así como los libros de cuentos Tócamelo en registro de laúd (1972), Encanto de la mujer madura y otros relatos obscenos (1987), Rosa luciferina y otra pieza de encaje (con Pedro León Zapata; 1988), El pájaro insaciable (1989), Ramillete de improperios y manojo de extravíos (1990), Marina con Paloma (1991) y El beso (1993), entre otros.Últimas entradas de Rubén Monasterios (ver todo)

Notas

  1. Comix, con “x”, recurso ideado por los historietistas del underground norteamericano para diferenciarse del cómic socialmente aprobado.
Coordenadas: Autores de Venezuela • cómic • Letralia 338

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