Navidad como desplazado y con la esperanza de ser asilado

Navidad como desplazado y con la esperanza de ser asilado

Juárez: el refugio y la incertidumbre

Hablamos con mujeres migrantes que se encuentran en La Casa del Migrante de la mayor ciudad chihuahuense, el común denominador: la supervivencia y la fuerza por proteger a sus hijos. Las personas que viven en esta instalación con múltiples edificios para habitaciones, una capilla y un amplio patio donde pasan los días bajo el duro sol del desierto, esperando que un día su caso les permita acceder a ingresar a Estados Unidos como asilado.

Era casi hora de la comida, 1:30 pm, en un comedor para unas 80 personas simultáneamente, en el refugio viven actualmente 211 personas, entre hombres, mujeres y niños. Un grupo de 10 mujeres se hacen cargo de servir la comida de Navidad: pavo, pasta y puré de papa. Entre ellas seis son michoacanas, dos más del estado de Guerrero y otro par de Guatemala.

La Ruana, Nueva Italia, Ciudad Hidalgo, Apatzingán, en el estado de Michoacán son los lugares de origen de estas mujeres y sus familias. "Me tuve que esconder con mis hijos en un arroyo cuando llegaron los hombres armados, se querían llevar a mi hijo. Mi niña tiene diabetes por los sustos de estar en balaceras, cuando tuvimos que huir de mi casa dejé la insulina y todos los tratamientos que necesita ella, sufrió un coma diabético y así me la tuve que llevar hasta Morelia", relató una mujer de 38 años, a quien llamaremos 'Mónica' con los ojos llenos de lagrimas que mojaban su cubrebocas mientras recordaba su salida de Michoacán.

Navidad como desplazado y con la esperanza de ser asilado

'Esperanza' es una mujer de más de 50 años, con unos profundos ojos verdes, quien al revivir lo que la llevó a salir del pueblo donde nació e hizo una vida, no pudo contener el llanto y la rabia de la impunidad. "Levantaron a mi hijo a las 3 de la tarde de un sábado y me lo regresaron antes del amanecer del domingo, golpeado y lo habían amenazado. Yo no sabía que pensar, cuatro años antes se llevaron a mi esposo, nunca supimos que pasó con él. Nos dijeron que no lo buscáramos, que no nos convenía".

"Yo me vine con mi esposo y mi niño, lo quisieron levantar y nos dieron unas horas para irnos del pueblo", comentó con un cierta normalidad 'Nadia', una joven de 24 años, que como todas las de la cocina llevan 5 meses en Juárez esperando respuestas para ser asiladas en el país vecino.

"Sale peor si denuncias, la policía lo ve como una desobediencia, allá (Michoacán) los que mandan son ellos (la delincuencia) y sale peor si te quejas. El gobierno está totalmente con los delincuentes", comentaron entre ellas complementando el relato de lo que enfrenta la región.

"Hace muchos meses que no se nada de mi mamá", relata 'Irma' una chica guatemalteca de 19 años que salió de una localidad cercana a Quetzaltenango. "Un día llegaron (los delincuentes) y amenazaron a mi familia, yo tuve que salir. Ahora estoy aquí esperando que me dejen ir con mi papá que está en Florida, Estados Unidos", relató sin dejar de llorar.

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