La curiosa razón por la que no te abrochas el último botón de la americana

La curiosa razón por la que no te abrochas el último botón de la americana

Misterio resuelto

La barriga del rey Eduardo VII, el ingenio de los dandis o la comodidad de los jinetes, entre las teorías más sonadas

RedacciónBarcelona

“A veces, siempre y nunca”. Son las reglas de oro para lucir las americanas en el caso de que presenten tres botones. Y aunque carece de lógica coser una pieza si de antemano se conoce que nunca será usada, se trata de una norma inquebrantable. Leonardo DiCaprio, Ryan Gosling y Eddie Redmayne, son algunos de los famosos que han dado ejemplo de cómo vestir un traje y, en sus apariciones en la alfombra roja, han dejado libre el último ojal de su chaqueta.

La razón no es otra que buscar algo de movilidad y holgura dentro de una pieza entallada, pero el origen de la regla se remonta a décadas atrás. El pionero -según han señalado hasta el día de hoy diversas y reconocidas publicaciones de moda- fue el rey Eduardo VII de Reino Unido o, para ser exactos, su voluminosa barriga. Su breve mandato entre 1906 y 1910 fue suficiente para que acabara definiendo una de los códigos de vestimenta más solidos de la moda.

La teoría más repetida es que los kilos de más del rey Eduardo VII impedían que utilizara el último botón

El monarca se negó a marcar sus curvas y empezó a desabrocharse el último botón de su chaleco, incluso en los actos oficiales. Como señal de respeto y para que se sintiera mejor sobre su imagen corporal, la corte británica decidió seguir su ejemplo y los ojales inferiores dejaron de usarse.

Ésta, sin embargo, no es la única teoría de cómo el tercer botón cayó en desuso. Durante un tiempo los dandis más atrevidos vestían dos chalecos a la vez, de manera que dejaban sin abrochar al completo el que lucían encima para dejar a la vista el que llevaban debajo.

Los dandis que vestían dos chalecos dejaban el primero de ellos sin abrochar para dejar a la vista el segundo

Otra de las hipótesis que se barajan es que los hombres que acudían a la hípica no usaban el último ojal para evitar que el chaleco se subiera contínuamente cuando montaban a caballo. Un gesto cargado de lógica, si lo que se busca es la comodidad.

Pero aún hay más. Una tercera y última tesis señala que el origen no tiene que ver ni con Eduardo VII de Reino Unido, ni con los dandis, ni con las sillas de montar. Los miembros del exclusivo club Pop de la escuela de élite del Eton College -del que, por cierto, formó parte el príncipe Guillermo de Inglaterra- no utilizaban el tercer botón de sus chalecos como seña de identidad.

Los británicos, en este caso, habrían querido imitar a la jet society y el símbolo habría pasado a ser de dominio público.

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