¡Viva los leggings! El coronavirus sacude la moda

¡Viva los leggings! El coronavirus sacude la moda

Los pantalones de campana se llevaban en los años 60. Desaparecieron. Volvieron con los 2000. Volvieron a desaparecer. Y vuelven ahora entre los adolescentes. ¿El mundo es una rueda? No, porque el coronavirus ya sacude el sector de la moda a corto, a medio y a largo plazo, según defienden los expertos. Se empieza a hablar de un crac que se ve en los números de ventas como en la forma de vestir. Y los leggings pueden ser su gran estandarte.

Y es que desde el 2007, en los últimos catorce años, el sector ha visto cifras de variación anual de las ventas en negativo en hasta diez ocasiones, con la salvedad del 2014, 2015, 2017 y del 2019. Es decir, parecía remontar en los últimos años. Pero vino la emergencia sanitaria global. Y ahora, con esta, parece que todo cambia.

Según el barómetro de la Asociación Empresarial del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), las ventas acumuladas para hombre, mujer, niño, incluso para el hogar y complementos cayeron en el 2020 un -39,80%. Antes de la emergencia sanitaria por la covid ya caían algo más del 2%. Con el inicio del confinamiento cayeron en hasta el -89,50%. Y tras una leve mejoría, en junio y agosto dejándose sólo sobre el -20%, desde entonces caen y se mantiene más allá del -30%.

Los cambios, sin embargo, van más allá.

Hazel Clark, profesora especializada en historia de la moda de la Parsons The New School for Design de Nueva York, citada (muy a menudo) como una de las principales instituciones del globo en la formación de moda y de diseño, lo resume así a preguntas de La Vanguardia:

¿Es el coronavirus un shock también para la moda, un momento histórico de cambio?

“Sospechamos que lo es, no sólo por la duración y alcance global de su impacto sino porque, además, ha venido realmente como un shock. Aún está por ver cuál será su impacto en la moda del futuro pero hoy para muchas personas parece serlo el comprar y usar menos dado que no se sale del hogar, y vestirse de forma cómoda. Lo que se indica también por el hecho de que las compras online han sido boyantes durante la pandemia.”

Alessandra Vaccari, profesora de historia y teoría de la moda en el IUAV de Venecia, coautora, junto a Caroline Evans, profesora emérita en otra de los grandes centros del sector, la Central Saint Martins de Londres, de Time in Fashion (Bloomsbury), responde, por su parte, igual de contundente: “No sé si el coronavirus es uno de estos momentos históricos, pero estoy convencida de que influirá mucho en las cronologías futuras de la moda. Es muy probable que se hable de una era pre- y post- coronavirus. La experiencia de encierro ha dejado claro cómo el espacio físico doméstico y privado se ha tornado en protagonista, asumiendo una nueva identidad pública”.

Porque, es más, ya ha pasado antes. Y para muestra, todo un botón de historia.

¡Viva los leggings! El coronavirus sacude la moda

Los bolsos transparentes se popularizan tras los estallidos terroristas de los 80.

El uso de los vaqueros tras la guerra de Vietnam y el Mayo del 68.

El New Look de Christian Dior, la ostentación de los tacones, guantes y faldas, se asentó tras la Segunda Guerra Mundial, cuando acabó el racionamiento de los tejidos y llegó –expresado aquí con palabras propias del creador francés– la necesidad de “la felicidad”.

La austeridad se impuso en la moda durante la Segunda Guerra Mundial tras el glamour de los locos años 20 y la efervescencia del art déco y el intento nazi para uniformizar la calle.

Tras la Primera Guerra Mundial, después de ocupar la mujer un buen número de las profesiones hasta entonces consideradas masculinas, su vestuario también tiró por lo práctico, masculinizándose.

Y algo más de un siglo antes, con la Revolución francesa, eran las viejas costuras las que pasaban a mejor vida y los nuevos ciudadanos, con sus derechos y obligaciones, dejaban de lado los corsés. “La moda femenina inmediatamente posterior a la Revolución francesa ofrece un excelente ejemplo, con sus vestidos blancos, afilados y de cintura alta al estilo Directorio, tan ligeros que son escandalosamente transparentes. Sin duda, estos supusieron un salto histórico aunque su aparición no acabó en una nueva imagen ya que la intención era resucitar las túnicas de la antigua Grecia o la antigua Roma. Del mismo modo, en la década de los años 10 del siglo XX, la emancipación femenina se manifestó con un renacimiento de la moda Directorio”, señala Vaccari.

Sin embargo, según agrega Clark, si se echa la mirada atrás, “la moda puede verse que cambia en respuesta a shocks históricos pero quizá una manera mejor de aproximarse a ello es el decir que la moda refleja su propio tiempo. La actual está de alguna forma siempre influenciada por lo que sucedió antes”. Como señalara Joana Bonet, periodista especialista en moda en el Magazine Lifestyle de este diario, es la “venganza estética” de la moda en paralelo a las crisis históricas. Y así, la pregunta es obligada. Responde Vaccari:

¿La moda se revoluciona y cambia de forma clara y especial cuando hay shocks históricos?

“La moda cambia por definición: si no hubiera cambios, no habría moda, y en este punto existe un amplio consenso. Con el concepto de “shock histórico”, en cambio, se abren posiciones diversas al entrar ya en el terreno de cómo se cuenta la historia de la moda. Hay quien piensa que la moda simplemente sigue la historia y, por tanto, tiene un poder limitado como para afectar al cambio histórico. Hay quien ve a la moda un agente transformador de la historia (pensemos, por ejemplo, en su importante papel en la reflexión actual sobre el género no binario o la sostenibilidad ambiental y social). Finalmente hay posturas en las que el cambio de moda es abstracto o ilusorio y no se mezclaría con la historia. Según esta última visión, todo cambiaría para seguir igual”.

Ahora, con todo, los expertos hablan del momento de la relajación, de lo práctico y de lo funcional. Con la comodidad por bandera. Y el crecimiento de las tiendas (y las compras) de segunda mano. Y de las compras online. Con las redes sociales como prescriptores en chándal, sin tacones y con leggings. Bonet lo resumía con un dato que también es ejemplo: Loewe ha descatalogado la corbata, por baja demanda. No se cree que sea la última. Más cuando incluso un referente como Gucci, por boca de su director creativo, Alessandro Michele, ha abandonado el concepto de temporadas para huir de lo estacional y reducirlas a dos.

Javier Casares, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, lo ubica en un contexto histórico que, desde los números, sería evolutivo: “La moda desde mediados del siglo XIV a mediados del siglo XIX es algo restringido a las clases sociales muy elevadas”, señala. Aquí y allá, en Bizancio o China, su principal componente durante mucho tiempo será la jerarquía, se podría resumir. Pero es a partir de 1850 que hay, según sigue él, la “creciente adecuación de la vestimenta y la moda a la voluntad de las personas y no a sus necesidades corporales. En el periodo 1900-1939 predomina la ostentación y la extravagancia lo que supone un gran impulso al sector. A partir de los años 60 del siglo XX la irrupción imparable de la moda juvenil supone una diseminación de la moda entre las clases sociales. La imitación horizontal desborda a la tradicional de arriba abajo y hay una homogeneización creciente entre Occidente y Oriente, en donde siempre había predominado el principio de inmovilidad.”

De ahí que el cambio ahora sea también un fenómeno no regional, sino global, con los grandes grupos de distribución como sus mayores exponentes y catalizadores. Inditex, por ejemplo, tiene más de 7.000 tiendas en 202 mercados globales. Y el Fast Fashion, de hecho, “a menudo es considerado más democrático al proveer de una moda barata a más personas alrededor del mundo”, añade Clark. El estilo Athleisure abunda en estas tiendas.

En los barrios más de moda de ciudades como Nueva York, París, Tokio o Shanghai ya es tendencia. La cosa es corroborar si, como se indica, la nueva moda es el zeitgeist, el nuevo espíritu de los tiempos que viene para quedarse, tal y como indican los expertos, en un sector que ocupa alrededor del 3% del PIB en España, más que el sector primario (2,6%) y algo por debajo de la banca y los seguros (3,6%), según el último Informe Económico de la Moda 2020.

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