Lou Syrah, experta en exorcismos islámicos: "En Francia se hacen exorcismos importados de Arabia Saudí"

Lou Syrah, experta en exorcismos islámicos: "En Francia se hacen exorcismos importados de Arabia Saudí"

La escritora y periodista Lou Syrah, con apenas 31 años, ha escrito uno de los libros que mejor ilustran una realidad inquietante por lo mucho que dice de cómo ha vuelto, al menos en Francia, el anhelo del sentir religioso. Su tema es el exorcismo, en concreto el que se practica en el Islam.

Louisa (Ed. Goutte d'Or, 2021) se llama el volumen que ha escrito Syrah. Estos días, su libro y el conocimiento del tema del exorcismo islámico son fuentes recurrentes en los medios de comunicación galos que informan sobre los diferentes casos de muertes de personas sometidas a ese ritual. Louisa, la protagonista de la investigación periodística de Syrah, falleció en 1994, en el primer exorcismo islámico violento del que se supo en Francia.

Inspirado en una versión del Islam saudí, ese exorcismo acabó en la muerte de la joven Louisa, a la que, entre otras cosas, se golpeó y estranguló. Al imán responsable se le condenó a siente años de cárcel, pero no sirvió para disuadir a quienes practican un exorcismo del que muchos hoy se sirven para hacer negocio. “Se ha convertido en una actividad tan floreciente como ilegal”, dice Syrah en esta entrevista con NIUS a cuenta de la “medicina profética”.

Syrah, criada en un barrio obrero del norte francés, se declara atea. Es hija de una madre de familia católica trabajadora en la industria del pescado en la Costa de Ópalo y de un padre musulmán de origen argelino. Su padre, diagnosticado con trastorno bipolar, también fue sometido a un exorcismo antes de ser hospitalizado.

“Sus padres, mis abuelos, venidos de Argelia, no tenían recursos para lidiar con este drama. Por eso recurrieron a la única cosa que conocían: la magia”, cuenta Syrah. Esa “magia”, sin embargo, tiene poco o nada que ver con la “medicina profética” que, a partir de los años 90, llegaría a Francia desde Arabia Saudí. “Hay tantos rituales de exorcismos como formas de Islam”, recuerda Syrah.

“En los años 89/90, Arabia Saudí quería exportar su modelo religioso y distribuyó becas a jóvenes europeos, y hubo franceses que fueron a estudiar teología a sus universidades. Es allí, en Arabia Saudí, donde jóvenes franceses, como el exorcista que mató a Louisa, aprendieron un tipo de exorcismo violento”, cuenta Syrah, que no sólo tiene palabras críticas contra ese país árabe.

A las autoridades francesas, tanto políticas como religiosas, Syrah las señala por haber dejado que esto pase. Por lo que ella cuenta, parece estar claro que hay en Francia demasiada complicidad con el régimen saudí.

P: En esta entrevista vamos a hablar del exorcismo islámico. Su libro ha traído este tema al debate público francés. ¿En qué medida el exorcismo islámico era una realidad desconocida en Francia?

Desde mi punto de vista, todavía es una realidad desconocida porque sólo hablamos de ella cuando hay accidentes. Hace falta que haya un muerto o un proceso judicial para que los medios de comunicación aborden el tema, pese a que se trata de un asunto que ha existido siempre. En los años 70, la prensa francesa ya se hacía eco de exorcismos católicos en las zonas rurales, tachando a los católicos de “paletos” o “incultos” anclados en el pasado.

Detalle de la portada del libro de Lou Syrah.Cedida.

Sin embargo, la práctica entonces ya alcanzaba a todos los ámbitos de la sociedad. Porque entonces también lo practicaban los curas católicos en París. E incluso hoy, porque el número de exorcismos católicos en Francia ha crecido enormemente. Es un poco el mismo fenómeno que hemos vivido con el exorcismo musulmán. La prensa y los poderes públicos sólo se han interesado bajo el prisma de los sucesos. Y siempre considerando que son casos aislados. Ahí veo yo una cosa bastante francesa. La laicidad francesa tiene sus ventajas y sus defectos, porque recluyendo al espacio domestico las prácticas religiosas, las invisibiliza. Al final, creeremos que no existen.

P: Conocíamos en Europa el exorcismo a través de la experiencia religiosa de los cristianos. Incluso se hizo cultura popular con la película de William Friedkin 'El Exorcista' de 1973. ¿Qué diferencia hay entre el exorcismo islámico y el de los cristianos?

Hay muchas similitudes entre el Islam y el cristianismo. Para empezar, en los escritos. La figura del diablo existe en el Corán, como en la Biblia, y también es un agente del desorden que Dios expulsó por haber rechazado arrodillarse ante su creación: la humanidad. De manera general, como los dos otros monoteísmos que lo han precedido, el Islam retoma las mismas figuras. Los ángeles y los demonios coexisten con la misma complejidad que en el cristianismo. En el Islam, también existen las figuras de los espíritus, los djinns, que, además no están exactamente presentes como malos.

Hay un pasaje en el Corán que habla de esto. La Sura 'Las Hormigas', que cuenta el encuentro entre el rey Salomón – considerado como un profeta por el Islam – y la Reina de Saba. Ahí se le dice al rey Salomón que lidere una un ejército de hombres, djinns y pájaros, cuyo lenguaje controlaba. Le digo todo esto es para decirle que el diablo y los espíritus existen en el Corán pero en el Corán nunca se hace mención al exorcismo. Tomo este desvío porque me parece necesario. A menudo nos olvidamos de acordar que la magia impregna todos los textos sagrados, desde la Torá a la Biblia, pasando por el Corán. La posesión existía antes del monoteismo. La religión los integró.

Lou Syrah, experta en exorcismos islámicos:

P: En el libro, usted cuenta el exorcismo de Louisa, esa joven fallecida en los años 90 en un exorcismo islámico que da un giro violento. Pero no todos los exorcismos islámicos no son violentos, ¿verdad?

Sí, justamente iba a decirlo. No hay una 'receta' de exorcismo en el Corán. Pero se considera que el Corán, siendo la palabra de Dios, tiene un cierto poder mágico. Su lectura permitiría librar del mal. Precisamente lo que significa la roqya, el “exorcismo” en árabe, es “recitación”. Su lectura sirve de rezo para “rescatar”. La lectura del Coran es el exorcismo más común, el más practicado, y, en este sentido, es inofensivo.

El ritual se ha adaptado a los países en los que se ha arraigado el Islam, aunque hay que cosas constantes en la práctica del exorcismo, como el uso de sal 'purificadora' y de agua, algo que se usa también en los exorcismos católicos. Algunos teólogos del medievo también defendían el uso de agua de rosas macerada... cosas así. Por lo demás, hay tantos rituales de exorcismos como formas de Islam. Los sufís, por ejemplo, la corriente esotérica del Islam a la que pertenece mi familia paterna y que está muy presente en Argelia, se entregan al culto de santos que curan.

P: En su libro, usted cuenta que su padre fue objeto de un exorcismo. ¿Podría explicar qué tipo de exorcismo vivió él?

Es difícil contar cómo mi padre fue exorcizado. A él no le queda más que un recuerdo vaporoso. Mi padre, que nació en Francia, vivía entonces una de sus primeras crisis. Poco después sería diagnosticado como bipolar. Pero antes de que se ocuparan de él en el psiquiátrico – con todos los traumas que podía incluir ser internado entonces – sus padres, mis abuelos, venidos de Argelia, no tenían recursos para lidiar con este drama. Por eso recurrieron a la única cosa que conocían: la magia. Llamaron a lo que se lama taleb, curanderos. Le hicieron beber pócimas, le dieron amuletos mágicos, le rezaron, este tipo de cosas.

P: Decía usted que existen tantos exorcismos islámicos como formas de Islam. ¿Podría evocar cuántos hay?

El exorcismo musulmán se ha adaptado a las culturas locales preexistentes antes de la llegada del Islam a ese territorio. Esto pasa todavía hoy. No se puede decir, por tanto, cuántos hay. En Marruecos, hay “videntes” y “brujas” que practican una forma de exorcismo próxima al chamanismo. Recurren a los espíritus para liberar de las posesiones.

También hay rituales de exorcismo con música como, por ejemplo, en las conocidas cofradías sufíes, de las cuales todos conocemos la música gnaua pero menos se conoce el uso cultural de esa música. Es una música de trance. También hay otros musulmanes que utilizan amuletos, a veces, páginas del Corán que algunos musulmanes guardan en su bolsillo o pegan en una prenda de la ropa. Son prácticas que durante mucho tiempo han estado haciendo la competencia a la medicina convencional. Hoy día ambas conviven de forma inofensiva.

P: Sin embargo, la muerte de Louisa, que fue algo inédito en Francia, da cuenta de la existencia de exorcismos violentos. ¿Cuándo llegaron este otro tipo de exorcismos islámicos a Francia?

El conocido como exorcismo “sharia”, del que fue víctima Louisa, es un exorcismo importado de Arabia Saudí. Corresponde a una rama del Islam llamada “hanbalita”, salafista para abreviar. No es mayoritario en Francia. En los años 89/90, Arabia Saudí quería exportar su modelo religioso y distribuyó becas a jóvenes europeos, y hubo franceses que fueron a estudiar teología a sus universidades. Es allí, en Arabia Saudí, que jóvenes franceses, como el exorcista que mató a Louisa aprendieron un tipo de exorcismo violento, inspirado de una literatura de la Edad Media. De vuelta con un diploma de Medina, la ciudad del profeta, a estos jóvenes no les costó encontrar sitio en las mezquitas francesas.

P: ¿Podría describir qué prácticas saudíes de exorcismo son practicadas hoy en Francia?

Las dos grandes prácticas más populares en Francia es la roqya scharia – el exorcismo llamado “legal” – y la hijama, un ritual de sangradura con ventosas que pretende curar el alma y el cuerpo pero también liberar de la presencia de un espíritu. Estas dos prácticas juntas son llamadas “medicina profética”. Se inspirarían, dicen, de recomendaciones del profeta y está presente en la Sunna (el equivalente a los Evangelios en el Islam).

Cuando he dicho que no había mención al exorcismo en el Corán, he olvidado de decir que, sin embargo, el exorcismo se trata en la Sunna [el conjunto de costumbres y prácticas sociales y jurídicas tradicionales, ndlr.]. Ahí se leen bastantes cosas sobre cómo el profeta curaba con plantas y cómo recomendaba la sangradura... en definitiva, la medicina de aquella época. El problema es que los saudíes, que tienen una lectura literal de los textos han rehabilitado todo esto para hacer de ellos una ciencia. Y hoy, en Arabia Saudí, hay clínicas de medicina profética, a las que la gente va a curarse el diablo, haciéndose sangraduras. Y usted me dirá: ¿Cómo algo así ha podido tener atractivo en el público francés?

P: ¿Cómo algo así ha podido tener atractivo en Francia?

El Islam saudí se ha difundido por todas partes con el mismo credo, grosso modo: “somos el país del profeta, nuestro Islam es el verdadero, el suyo es falso, déjennos enseñarles”. Con el exorcismo pasa lo mismo. Los inmigrantes han abandonado los rituales sufís o gnaua o los que tenían en el “pueblo”, porque los jóvenes que venían de Arabia Saudí decían que eso era pecado, o incluso peor, que era brujería. Es así que esto ha podido prosperar, teniendo a la base la incultura de la gente. El Islam saudí no era ni mejor ni más verdadero, era diferente y bastante peligroso en materia de exorcismos porque recomienda los golpes para hacer salir al demonio del cuerpo.

P: ¿Cuál ha sido la reacción de las autoridades islámicas de Francia respecto a estas prácticas?

No eran lo suficientemente numerosos los que denunciaron esto por que la mayor parte de los notables musulmanes franceses, elegidos éstos por las autoridades francesas, practican ellos mismos el exorcismo. Cuando el exorcista que mató a Louisa sale de prisión, el propio rector de la gran mezquita de París, Dalil Boubakeur, le encontró un sitio en una mezquita. El exorcista era de origen argelino y Dalil Boubakeur estaba ya bajo la autoridad del Estado argelino. Buscó echar una mano a un 'compatriota'.

Además, no hay que olvidar que los representantes de culto musulmán están entre dos aguas. Arabia Saudí es una potencia simbólica extremadamente fuerte para los musulmanes suníes porque es el país del profeta y para realizar uno de los pilares del Islam, el peregrinaje, se debe poder estar autorizado a entrar en el país. Numerosos notables musulmanes franceses se han hecho ricos abriendo agencias de viaje de peregrinaje. Difícilmente podían morder la mano que le daba de comer.

P: ¿Cuál ha sido la reacción de las autoridades del Estado francés?

Ninguna o casi ninguna. Francia siempre ha sido un gran amigo del reino saudí. Hay algo de ironía en algo que no se recuerda en el libro, pero cuando el proceso del exorcismo de Louisa se abre en 1994, Francia estaba negociando la venta de fragatas a Arabia Saudí para alimentar un sistema de financiación oculto en la campaña política de Edouard Balladour. Este caso sería más tarde uno de los mayores escándalos de corrupción de la Vª República, el “caso Karachi”.

P: Tras el caso de Louisa, ha habido otras muertes en exorcismos islámicos. ¿Se puede saber cuántos casos de este tipo se han producido?

Es difícil de calcular. Sobre todo, hay alusiones a los procesos que han tenido lugar y del que se habla en los medios de comunicación. En Bélgica hubo algunos casos a principios de este siglo. Jóvenes mujeres violadas y quemadas murieron tras largos exorcismos. Ha habido más casos en Argelia, donde las clínicas de exorcismos se han convertido en un auténtico negocio hasta el punto de que el gobierno allí se ha planteado prohibir la práctica, aunque tras plantearlo abandonó la idea rápidamente.

P: ¿Por qué los siete años de prisión impuestos al imán responsable de la muerte de Louisa no ha servido de ejemplo a la sociedad francesa? ¿Por qué no ha servido para disuadir ante estas prácticas?

Porque las autoridades musulmanas francesas, en su mayoría, están corrompidas y que el sistema de notables que mantiene el gobierno francés desmoraliza todas las buenas voluntades de los musulmanes que querrían cambiar las cosas. Prácticamente todos los notables musulmanes que fueron llamados a declarar en el juicio de Louisa siguen en sus cargos. Han reinado durante una treintena de años sobre los asuntos religiosos del país con la complicidad de unos gobiernos sucesivos contentos de tener interlocutores dóciles para aprobar sus reformas religiosas.

P: Han pasado casi 30 años después de la muerte de Louisa, y ahora hay todo un debate en Francia sobre el hecho de reforzar la laicidad. ¿Qué piensa usted de este debate?

Este debate es estéril. Primero porque se ha colocado en una agenda política que no engaña a los periodistas franceses. Emmanuel Macron fue elegido por la izquierda en 2017 y ha elegido tomar las obsesiones de la derecha para alegría de su electorado en 2022. El Islam forma parte de esas obsesiones.

Que hay un problema con la radicalidad religiosa, eso es evidente, pero hay que dejar de tomar a los franceses por tontos. ¿Que Macron se quiere presentar como un defensor de la laicidad y los valores republicanos? Entonces dejar el trato amistoso con Arabia Saudí sería un buen primer paso. Allí todavía se decapita a “las brujas”. Es un país que desmembra a los periodistas y reduce a la mujer al estatus de menor. Por lo demás, la laicidad francesa sería mejor si se respetara su espíritu, que consiste en que el Estado no interfiera en los asuntos internos de los cultos.

P: ¿De qué es sintomático que en Francia haya hoy decenas de lugares donde se puede tener acceso a esta “medicina profética”?

En esto pueden verse varios aspectos. Se ha convertido en una actividad tan floreciente como ilegal. Muchos jóvenes han podido creer o ver en esa medicina una puerta de salida en sus vidas. Otros encuentran un espacio que corresponde con su fe. También los hay que piensan que serán mejores creyentes practicándola.

Pero lo que es seguro la existencia del fenómeno de desconfianza a cuidarse todo con medicina convencional, el de la necesidad de volver al cuidado natural; las nuevas aspiraciones a la espiritualidad llevan a este tipo de prácticas, del mismo modo que los ejecutivos ateos de las empresas se van al fondo de la selva en Brasil o a un campamento de vacaciones para entregarse al chamanismo. Todo esto es lo que hay que comprender.

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