España comienza a vacunar a los niños contra la covid: “Ahora tengo un poco menos de miedo”

España comienza a vacunar a los niños contra la covid: “Ahora tengo un poco menos de miedo”

España ha empezado a vacunar a los niños contra la covid. Con más o menos reticencias de los padres y algún que otro llanto por un brazo dolorido, los primeros pinchazos han llegado este miércoles al colectivo de 5 a 11 años, que ahora aglutina las incidencias más altas en España (648 casos por 100.000 habitantes a 14 días). Son 3,3 millones los menores llamados a vacunarse con el preparado pediátrico de Pfizer, que contiene un tercio de la dosis de los adultos y ha demostrado una eficacia del 91% contra la covid sintomática en este grupo de edad. El segundo pinchazo será ocho semanas después del primero. “Me han dicho que es un pinchacito y no duele nada”, confiaba Álvaro, de nueve años, a las puertas del colegio Antonio Machado de Valencia poco antes de vacunarse. En el primer día de inoculaciones, había nervios y ganas: “En mi cole hay muchas clases confinadas, pero ahora que estoy vacunada tengo un poco menos de miedo”, admitía Itziar, de 10 años, en el Hospital La Paz de Madrid.España comienza a vacunar a los niños contra la covid: “Ahora tengo un poco menos de miedo” España comienza a vacunar a los niños contra la covid: “Ahora tengo un poco menos de miedo”

De buena mañana, los pinchazos más tempraneros llegaban a los colegios de la Comunidad Valenciana, que ha optado por organizar la operativa de la vacunación infantil en los centros escolares. “Como madre estoy deseando que lo vacunen”, aseguraba Ana Ramiro, madre de Álvaro. Faltaban 10 minutos para las nueve, hora de entrada, y Ana esperaba a las puertas del colegio Antonio Machado a que la dejasen entrar para acompañar a su hijo durante el pinchazo. El papel para autorizar la inmunización del pequeño les llegó el lunes y lo devolvieron firmado el martes. “Me parece perfecto que lo hagan en los colegios para tenerlo todo centralizado y que se haga lo más rápido posible”, resolvía Ramiro.

Sobre las nueve y media de la mañana, Pilar abandonaba el colegio Antonio Machado después de que su hija, Sofía, la primera de la lista de cuarto de primaria, se hubiese vacunado: “Se lo ha tomado muy bien, muy tranquila, sabía a lo que iba. La han sacado de su aula, le han pinchado en otra diferente, y luego ha estado 15 minutos por si acaso en una tercera. Nada de nervios”. Esta madre explicaba que la familia pasó la covid en diciembre del año pasado y la menor tenía ganas de vacunarse. “Es una vacuna nueva y he querido venir por si acaso tenía algo de reacción. Había muchos sanitarios”, comentaba Pilar. Tampoco hubo llantos, aseguraba: “No he visto a nadie llorar ni nervios. Cuando sean un poco más pequeños, igual sí hay alguna lágrima, pero estos son más mayores”.

Según los primeros datos recogidos por la Consejería de Sanidad valenciana, entre el 60% y el 80% de los padres han autorizado, por el momento, la vacunación de sus hijos contra la covid. Más de 10.000 escolares de 159 centros educativos han recibido la primera dosis de la vacuna por la mañana en horario lectivo. Aunque sigue habiendo, no obstante, personas reticentes, como Amparo P., de 49 años, que no ha dado autorización para vacunar a su hija de nueve años porque opina que el fármaco no está suficientemente testado. A pesar de que los ensayos clínicos han demostrado la seguridad de la vacuna y más de cinco millones de niños ya se han pinchado en Estados Unidos y Canadá, Amparo P. insiste en que prefiere esperar. No es antivacunas, matiza, y, de hecho, su hija ha recibido los pinchazos del calendario vacunal infantil y ella misma se ha vacunado contra la covid sin haber sufrido efectos secundarios. Aun así, tiene miedo: “No quiero riesgos ni que ella lo pase mal”.

La operativa de la vacunación infantil ha bailado entre colegios (en la Comunidad Valenciana, Extremadura y La Rioja), vacunódromos, hospitales y centros de salud. Precisamente, desde el ambulatorio del barrio de Buenavista, en Toledo, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha celebrado la “extraordinaria” respuesta a la campaña de vacunación pediátrica y ha instado a acelerar los pinchazos —también las terceras dosis en los adultos— para llegar a la Navidad con las coberturas vacunales más elevadas (cerca del 80% de los españoles ha completado la pauta vacunal). Este lunes llegaron a España 1,3 millones de dosis pediátricas y la previsión de Darias es que lleguen en enero otros dos millones.

España comienza a vacunar a los niños contra la covid: “Ahora tengo un poco menos de miedo”

En Baleares, los pinchazos han comenzado a las tres de la tarde con ganas: en apenas 24 horas se han agotado las 6.000 citas disponibles para vacunar estos primeros días en el antiguo hospital de Son Dureta de Palma, las líneas covid exprés de Inca y Manacor y los centros de salud de Menorca, Ibiza y Formentera. “Nosotros perdimos a la abuela y hoy es uno de los días más felices, es muy importante para nosotros”, decía Vanessa Lozano, madre de Arian, que con la mano tapando el pinchazo comentaba que pensaba que le iba a doler menos.

En el recinto palmesano, Jaume, de 10 años, comentaba que la vacuna contra la covid no le había dolido en comparación con la de la alergia “que la tienen puesta diez segundos”. Mientras, su hermano, Joan, se presentaba más seguro: “La vacuna igual hace un poco de daño al principio, pero no pasa nada, no te va a matar”. Junto a ellos, su madre, Virginia, se mostraba satisfecha porque tienen personas de riesgo con las que conviven y llevaban tiempo esperando el momento para vacunarse. “Ayer a las tres de la tarde, cuando se abría el sistema de citación, estábamos delante del ordenador para reservar cita” decía.

Más tranquilidad

En Madrid, el trajín de la vacunación infantil también estaba este miércoles en los hospitales, como el de La Paz. A las cuatro y media de la tarde, Itziar, de 10 años, salía del hospital con una tirita en el brazo. Su madre, Begoña Mujica, pidió la cita de vacunación ayer: “Te quedas un poco más tranquila, sobre todo, ahora que llega la Navidad”. Es la misma calma que compartía Byron Letamendi, padre de Daniel, de nueve años: “Al menos sabes que alguien más de la familia está protegido”. El menor estuvo confinado hace una semana por un positivo en su clase.

Tras el pinchazo, Daniel le sacaba hierro al asunto: “Pensaba que me iba a doler un poco más, pero solo he sentido el pinchacito y nada más”. Ha habido algún niño, sin embargo, que se lo ha tomado peor. Como Gabriel, de nueve años, que acusaba el dolor del pinchazo y lloraba en el regazo de su madre, Irene Fernández: “No lleva muy bien las vacunas en general”, asentía la mujer. En La Paz han comenzado al mediodía y seguirán hasta las 21.30. Marta Moro, coordinadora de la vacunación, asegura que el número de citas de niños al día —vacunan dos o tres días por semana— es de 1.850 hasta el 31 de enero. En la primera planta del hospital, los menores también pueden obtener el certificado covid europeo.

También a las puertas del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús había una larga cola de un centenar de personas. “Hemos venido más por los abuelos porque ahora que viene la Navidad queremos pasarla con la familia, ya que el año pasado no pudimos”, explicaba Bárbara Conde, madre de dos niños de 10 y siete años, que han aprovechado una única cita para venir a vacunarse juntos. Ana Isabel Moreno acompañaba también a sus tres hijos: “Hoy es una fiesta para todos. Aunque los niños son muy vulnerables, lo tenemos que hacer por el bien de la comunidad”.

En el Niño Jesús, el doctor Enrique Villalobos acompañaba a las familias para resolver las dudas de los críos y sus padres: “La mayoría lo tiene muy bien asumido. Como en casi todo, los niños nos suelen dar una lección”, declaraba el doctor.

Otro punto de alta afluencia de niños y adultos ha sido el vacunódromo instalado en el recinto de Fira Barcelona, en la capital catalana. La vacunación en el pabellón 4 tenía una entrada diferenciada para los niños para evitar aglomeraciones. La cola de los más pequeños todavía era tímida comparada con la fila de los adultos —primeras y segundas dosis y pinchazos de refuerzo—, que se extendía por la avenida María Cristina y era kilométrica. Tras el fin de las clases, sin embargo, fueron llegando más críos con sus padres, muchos de ellos todavía con la mochila a cuestas, directamente del colegio. En los primeros días con la agenda abierta, la Generalitat ha registrado 71.700 citas para la vacunación de los niños de cinco a 11 años.

Ona, de 10 años, salía contenta de vacunarse: “Es como si te picara un mosquito”, ha sugerido para luego afirmar que no le había dolido. Su padre, David Navarro, trabaja en el Hospital de Bellvitge y tenía claro desde el principio que había que vacunar a su hija. También María Vilà, que ha llegado con sus tres hijos —Lucas (siete años), Bruno (cinco) y una pequeña de seis meses—, destacaba la necesidad de vacunarlos: “Hay que prevenir, tanto para ellos como para el resto”. Con timidez, Lucas aseguraba que le había gustado “mucho” vacunarse.

En el Palacio de los Deportes de Murcia también se han inyectado dosis contra la covid a los más pequeños. Pablo, que cumplió 11 años hace justo una semana, el pasado 8 de diciembre, era de los primeros en recibir el pinchazo. “No he notado nada, no sé si mañana me dolerá el brazo”, comentaba. Ha acudido acompañado por su madre, Natalia García, que lamentaba no haber podido vacunar hoy también a su otra hija, Sara, de siete años. La vacunación por el momento está abierta solo para el tramo de los 11 a los 8 años.

Alicia Campanas sí se llevó a sus dos hijas, de nueve y 10 años, vacunadas: “Teníamos dudas de si ponérsela o no porque no hay casi información sobre los efectos a largo plazo, pero esta navidad queremos juntarnos con familiares y nos sentimos más seguros así. Ellas eran las únicas de la familia que todavía no tenían ninguna dosis”, apuntaba. Para Rubén López, en cambio, no había ninguna duda sobre la conveniencia de vacunar a su hijo Alonso, de 11 años: “Pedí cita en cuanto habilitaron la página web. Mi mujer está en tratamiento por un cáncer y cuantas más puertas le cerremos al virus, mejor”, aseguraba.

Niños con alto riesgo

El Ministerio de Sanidad ha recomendado comenzar la vacunación infantil por los de mayor edad (10 y 11 años) y los niños de mayor riesgo. Esto es, niños inmunodeprimidos por la enfermedad que padecen o el tratamiento que toman, menores con enfermedades crónicas complejas, con problemas neurológicos o afectación cognitiva grave o niños con obesidad grave, por ejemplo.

Es el caso, por ejemplo, de Juan Antonio Pérez, sevillano de nueve años, que ha salido contento este miércoles del centro de vacunación instalado en la Facultad de Matemáticas de Sevilla porque, por fin, podrá relacionarse con sus compañeros de clase. Juan Antonio se sometió a un trasplante de médula en 2020 que le obligó a estar aislado durante cuatro meses en el hospital Virgen del Rocío y después tuvo un rechazo. Superadas todas las dificultades, comentaba este miércoles su madre, el niño ha aprendido mucho sobre el cuerpo humano durante su internamiento. “El primer día que tuve Ciencias Naturales y dimos las partes del cuerpo fui el segundo que mejor se lo sabía porque he visto muchos documentales de Netflix”, ha recalcado orgulloso y, para aprovechar lo aprendido, asegura que será “médico, enfermero o bombero”.

En Andalucía, donde este lunes en solo 24 horas se dieron más de 85.000 citas para la vacunación pediátrica, se está administrando en centros sanitarios, colegios y otros puntos concertados. La intención de la Junta, según ha apuntado este miércoles el portavoz y consejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior, Elías Bendodo, es que antes de Navidad se administren 266.000 dosis de la vacuna contra el coronavirus a los menores de 12 años. Mientras con la franja de edad entre los 5 y los 8 años se ha previsto empezar en enero.

Elena Garrido, de 11 años, que no ha acudido al centro muy convencida, preguntaba antes de entrar si no se puede “cambiar el pinchazo por una pastilla”. “Me da miedo la vacuna. Además, si me contagio y tengo que hacer cuarentena no voy al cole, aunque también tengo miedo a la enfermedad”, se sinceraba esta estudiante de sexto curso del colegio Antonio Machado de Sevilla. Más diligente y acompañado por toda su familia llegó Alejandro, de 10 años, “deseando vacunarse”, explicaba su madre, Almudena García. Tenía motivos de peso para querer pincharse: “Mi segundo mejor amigo ha cogido la covid y ha tenido que estar aislado 10 días, pero ya está bien y hemos podido vernos”, explicaba el niño.

Etiquetas: