‘Tuve propuestas indecentes...era una situación que me dolía’: Karol G

‘Tuve propuestas indecentes...era una situación que me dolía’: Karol G

Carolina Giraldo Navarro (14 de febrero, 1991) es de Medellín. Fue corista de Reykon 'El líder', hizo voces para comerciales de juguetes, debutó en 2012 y hoy es la artista latina #1 en el mundo.

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La cantante latina número uno en el mundo es la portada de Revista BOCAS.

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29 de marzo 2021, 10:46 A. M.
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Karen Parrado Beltrán29 de marzo 2021, 10:46 A. M.

Lo de Karol G fue un asunto de familia. El gran proyecto de la familia Giraldo Navarro. Su carrera empezó a gestarse de niña tan pronto demostró tener una voz encantadora y una decidida fascinación por cualquier escenario familiar que involucrara canciones y aplausos. Carolina Giraldo Navarro (14 de febrero de 1991) nació y se crió en Medellín. Fue la menor de las tres hijas de un hogar clase media acomodada y una promesa precoz.

Su papá, Guillermo, un músico empírico, asumió muy pronto —y con terquedad paisa— la promesa por la que hoy todo el mundo la conoce a ella como Karol G y a él como Papá G. Cuando ella tenía cinco años se convirtió en el promotor, mánager y coach que llevó a la joven artista a cantar a ferias de pueblos, a un reality infantil, a firmar su primer contrato a los 14 años y hasta a Estados Unidos en el 2009. Aunque esa vez fue él mismo el que la hizo parar de la mesa de una disquera que le propuso ser compositora y no estrella principal.Ella dice que su carrera tuvo que ir “por el camino lento”. Algo que los dos entendieron cuando se dieron el abrazo en Don Francisco Te invita, en el 2018, y el veterano presentador sentenció: “¡Es el papá de Karol G!” mientras él entraba al set y ella, una artista de 27 años con un álbum de estudio exitoso (Unstoppable, 2017), lo recibía henchida de orgullo. Cuatro meses atrás, en enero del 2018, Karol G había ganado el Grammy Latino a mejor nuevo artista y había tomado a su padre de la mano para subir al escenario. “Esto lo quiero compartir con este hombre de aquí, que es el 99 por ciento del éxito de mi carrera: ¡mi papá!”. A lo que él añadió: “A la Academia, a los Latin Grammy y a todos los de la industria: mi Dios les pague por creer en nuestro proyecto”.(Le puede interesar: La entrevista BOCAS con J Balvin, el 'niño e' Medellín')

Para entonces, Karol G llevaba dos años firmada con Universal Music, la misma casa disquera de grandes estrellas del género urbano como J Balvin, Daddy Yankee y Don Omar. Todo eso después de una perseverante carrera que la puso en el lugar de la primera mujer en triunfar como solista dentro de la nueva generación del reguetón, cantando letras abiertamente sexualizadas como sus colegas hombres.(Además: La entrevista BOCAS con Leonardo Villar, el gerente del Banco de la República)Hoy, es la latina #1 en el mundo por segundo año consecutivo (2019 y 2020), según Billboard, la cantante más vista en YouTube, y una de las más escuchadas en Spotify, en donde tiene 33 millones de oyentes mensuales y un acumulado de más de 2.200 millones de streams, al menos hasta finales del 2020. Sus últimos megahits, Bichota y Ay, Dios mío, fueron certificados con 5 y 6 discos de platino, respectivamente. En Medellín no es raro que una de esas canciones suene como ringtone de un celular en una farmacia, o que las niñas y niños más pequeños las canten cargando un celular en cualquier barrio popular. Es una figura musical omnipresente en Colombia.En el 2020, mientras el mundo se tambaleaba por la pandemia, ella alcanzó un trono importante con su Tusa, su canción junto a Nicki Minaj, que debutó en el puesto #1 del listado Hot Latin Song de Billboard y se convirtió en la canción latina más ‘strimeada’ del 2020. Todo un fenómeno.El año del fenómeno, Karol G asistió a la gala de los Grammy Latino con un vestido rosado Dolce & Gabbana intervenido con una consigna: “Un hombre le pagó mal, ya no se le ve sentimental”. Minutos después hizo uno de los shows principales de la gala con una banda compuesta exclusivamente por mujeres. Arpista, baterista, bajista, violonchelista y violinistas reafirmaron Tusa como himno del año en medio de un escenario evocador del monte del Olimpo donde ella, Karol G, era su figura mitológica más excelsa: la ‘Bichota’. “Dice que por otro man no llora, pero si le ponen la canción [...]”, cantó.Fue nominada en tres categorías para esa edición de los premios, entre ellas la de mejor grabación del año por Tusa. Hoy, recuerda el momento, muchos años atrás, cuando visionó ese escenario. “Algún día habrá un público entero yendo a un lugar por mí”, se dijo a sí misma una de las primeras veces que se presentó como corista de Reykon ‘el líder’, un cantante colombiano de reguetón, hace más de diez años.Karol G tiene una voz dulce y extrovertida. Acaba de cumplir 30 años y lleva el pelo azul, como cuando estaba en el colegio. Estudió en el Calasanz, un colegio femenino religioso de Medellín. Su primer canal de YouTube se llamó CaritoGCol, lo creó en el 2010 y subió allí solo tres videos. Tiene un tatuaje en el antebrazo derecho con los rostros de sus tres grandes amores musicales: Rihanna, Selena Quintanilla y ella misma.En su último álbum, Ocean (2019), colaboró con Damian Marley, Anuel AA, Yandel, Maluma, J Balvin y Nicky Jam. Culpables, una de las canciones más exitosas de ese álbum, fue el origen de su noviazgo con Anuel AA, el trapero puertorriqueño con el que se comprometió en el 2020 y con quien parece que terminó su relación de dos años en los últimos días.

Tuve propuestas muy indecentes en el camino, de gente para la que tú te conviertes en algo negociable; era una situación que me dolía mucho

(Le sugerimos: La entrevista BOCAS con Nubia y sus hijos, la familia campesina youtuber)

Su carrera no hace otra cosa que expandirse porque hace parte fundamental de un género musical que atrapó al pop mundial desde el 2015. A inicios de febrero, el portal Bloomberg, una corporación estadounidense que proporciona información financiera global, la ubicó en el puesto 10 de su Pop Star Power Rankings, el listado que mide, mes a mes, las 25 estrellas del pop más grandes del mundo y que incluye actualmente a cinco puertorriqueños (Bad Bunny como #1 del listado) y cuatro colombianos.Ahora prepara el lanzamiento de su tercer álbum de estudio: KG0516, un nombre encriptado del 16 de mayo del 2005, la fecha de “la primera vez que en un papel legalmente me llamé Karol G”. En él incluye una carátula diseñada por David Lachapelle y una canción tributo al reguetón de siete minutos donde participan Ivy Queen, Zion, Wisin y Yandel, y Nicky Jam; y un feat con el rapero Ludacris y una niña tiktoker que descubrió un día mientras hacía scroll en su celular. “Me les voy a fallecer [risas]. Si no sale este álbum, no les voy a durar”, dice, y se le marca esa sonrisa juguetona con la que estampilla todos sus videos musicales.

Hay un video suyo de 1996 cantando “Eva María se fue buscando el sol en la playa”, mientras su papá le marca el ritmo con una caja vallenata. ¿Usted era como una pequeña Claudia de Colombia en su niñez?

En mi familia fue superloco porque desde el día uno vieron que todo era posible, en especial mi núcleo más pequeño: mis papás y mis hermanas. Desde que empecé con la idea de que quería ser cantante ellos siempre estuvieron. Yo digo que ese video fue de mis primeras tarimas. Es brutal poder tener fotos y videos de esos momentos porque hoy en día puedo ver a dónde hemos llegado y recordar que desde pequeñita quería ser esto.

Entonces en su casa había mucha influencia de los boleros y de la música popular...

Mi papá siempre quiso ser cantante. Tenía un grupo de música con el que tocaba en fiestas de pueblos, era su hobby. Varias veces me llevó a cantar con él canciones de Pimpinela. Mis primeros artistas fueron Pimpinela, Sandro, Tormenta, también mucho vallenato. Thalía fue una artista de la que me enamoré un montón cuando la escuché por primera vez y estaba pequeñita. Pero mi papá también escuchaba mucha música en inglés: Los Bee Gees, Metallica. Fui muy romántica en mis primeros años de hacer música; fue como que esas baladas que escuché cuando era pequeñita fue lo primero que expresé en mis canciones.

Pero, antes que cantante usted quería ser piloto de motocross, ¿no?

Tenía mi sueño de ser motocrosista profesional. Tengo dos primos que han hecho motocross por muchos años de su vida y tenían premios. Pero eso fue cero viable en mi casa. Uno de mis primos tuvo un accidente muy fuerte y desde ese momento fue superprohibido en mi casa montar en moto. Cuando me veía con mis primos le daba una que otra vuelta a una motico, pero ya. Hoy en día, es uno de mis hobbies favoritos, me gusta mucho montar motos de dos llantas. Pero, en realidad, de todos mis talentos, mi favorito era la música.

En el colegio yo era una niña muy introvertida. Era muy nerviosa, no tenía tanta autoestima ni muchas relaciones con la gente, pero era la dura de la clase de música

En el colegio usted era la tesa en las clases de música.

En el colegio yo era una niña muy introvertida. Era muy nerviosa, no tenía tanta autoestima ni muchas relaciones con la gente, pero era la dura de la clase de música. Por lo menos había una clase donde no me tocaba sola, ni esperar a ver quién quedaba para hacer los grupos, sino que en la clase de música siempre había alguien que se quería hacer conmigo. Era mi momento de gloria.(¿Le gustaría otra entrevista BOCAS?: Maluma, el 'Pretty Boy' que conquistó el mundo)

Era un colegio religioso y femenino de Medellín, ¿alguna vez fue rebelde ante el tipo de educación que recibía?

Nunca. Hace poco hablaba con alguien de mi equipo de que la forma en cómo te crían son códigos. Hay algunas personas que logran soltarlos y desarrollan más su personalidad, pero hay otros en los que esos códigos se nos quedan de por vida. En mi casa fuimos la tradicional familia colombiana que va todos los domingos a misa, que los sábados visitábamos a la abuelita, así que nunca tuve problema con la educación de mi colegio. Tal vez, en décimo y once, tengo que decir que fui una niña muy rebelde.

¿En qué cosas fue rebelde?

Primero, tuve un tiempo en que me hice piercings en la nariz, en la lengua, en las orejas. Mi cara parecía un mostrador de aretes. Después empecé a tinturarme el pelo de todos los colores habidos y por haber. Incluso, cuando quise tinturarme ahorita el pelo de azul fue porque le dije a mi equipo: “Ay, yo quiero sentirme como cuando estaba en el colegio”. Me volví como la piedrita en el zapato de los profesores porque incitaba mucho a las bromas pesadas.

Y la vida en su barrio, ¿cómo era?

Nací en La Mota, en Medellín. Pasé mis primeros años de vida ahí y luego nos mudamos a un lugar que se llama El Velódromo, un barrio tranquilo, muy solo, no con mucha gente de salir a las calles y compartir, como hacen en otros barrios, y que me encanta. No había muchos planes. Yo era la típica niña que iba a las fiestas de 15 años, llegaba a las nueve de la noche y a las doce me recogían. Literal, comía y me iba. La única fiesta de quince años completa que me tocó fue la mía. Yo creo que a lo largo de todos estos años he experimentado muchas cosas que no experimenté cuando era más joven.

¿Es verdad que en su fiesta de quince años el motivo fue de Campanita?

Sí, la temática de la fiesta fue de Campanita y mi vestido era anaranjado. Fue muy chistoso porque de cien invitados, mi mamá solo me dejó invitar a 28 amigos. El número nunca se me va a olvidar.

Siete años después, ¡siete años después!, recibimos la respuesta formal por parte de Universal de querer firmarme como artista y ya llevo cuatro años en esta disquera

¿En esos años conoció el reguetón?

Los primeros sonidos urbanos que escuché, más que los de Puerto Rico, fueron los de Los cuentos de la cripta, que eran de Panamá. ¡Los cuentos de la cripta eran todo! También escuché La Factoría y de ahí empecé a escuchar las primeras canciones de reguetón, como La gasolina. Me gustaba mucho Latigazo, de Daddy Yankee, y Dembow, de Wisin y Yandel. Fue un amor a primera vista. A mí me encanta el reguetón desde que lo escuché la primera vez. En realidad, no terminé cantando este género porque me tocó o por encajar, o por cantar lo que estaba pasando. Karol G desde el día uno, desde que me llamé Karol G por primera vez, sabía que la música iba a ser reguetón, música urbana.(También: La entrevista BOCAS con Pilar Quintana, la escritora colombiana que ganó el premio Alfaguara de Novela 2021)

Cuando tenía catorce años se presentó a ‘Factor XS’. ¿Cómo fue su audición y quién la llevó?

Cuando empezaron los comerciales de la segunda temporada de Factor XS, mi papá insistía en que yo fuera. Mandó a un familiar a que hiciera la fila y llegó con el número, al otro día tenía que ir a presentarme. Me dejé llevar. Pasé a la final y me fui para Bogotá, allá compartí con 150 niños. No llegué a las galas de televisión; cuando quedábamos once y escogían seis, salí. La decepción fue supergrande para mis papás. Ellos se culparon mucho, que si no había usado la ropa correcta, que tal vez no había elegido la canción correcta. Fue un momento de aprendizaje muy bonito. De ahí llegué a Medellín con esas ganas de ser más extrovertida.

En ese momento usted era estudiante del semillero de música de la Universidad de Antioquia, en Medellín.

Estuve en el semillero durante cinco años. Estudiaba los viernes y los sábados, de cinco a seis horas cada día. Fue un proceso muy brutal porque fue entender la música no solo como un hobby. Empecé a ver la grandeza, la profesión y el arte. Estudié la historia de la música y la lectura de notas musicales. Te digo que gracias a ese conocimiento me puedo sentar hoy a producir una de mis canciones. No soy productora profesional, pero gracias a los estudios que hice entiendo la música. Eso engrandeció mis capacidades.

Y terminó estudiando el pregrado de música en la misma universidad. ¿Qué fue lo que más la marcó de su paso por una universidad pública?

Haber pasado [risas]. Cuando terminé el semillero me presenté, y tú sabes que en la Universidad de Antioquia los cupos son limitados, no todo el mundo pasa el examen de admisión. Fue muy satisfactorio para mí. De una forma muy loca porque también me presenté a la Universidad de Antioquia para licenciatura en idiomas extranjeros. Tuve muchas cosas que quise estudiar: licenciatura, diseño gráfico, en algún momento negocios internacionales, pero, pues, la música todo el tiempo me jaló.

¿Terminó ese pregrado?

No. Cuando empecé el pregrado me salió una oportunidad muy grande de trabajar de corista de Reykon. Él estaba muy fuerte en el momento, girando por infinidad de países. Quise darme una oportunidad de entender la música desde esta otra posición, de aprender de verdad cómo era un show, cómo se manejaba la prensa. Trabajé con Reykon dos años y medio, casi tres. Fueron mis primeras tarimas con público y eso hizo que yo pudiera visualizarme y decir: “Algún día habrá un público entero yendo a un lugar por mí”. Esa fue una universidad muy especial para mí.

¿Cómo entró a esa otra universidad?

Yo era novia del productor de Reykon. Él me invitó a un paseo a San Andrés donde ellos tenían un show en unos quince años, en un barco. Cuando estábamos en el barco le dije a Reykon: “Vení, Andrés —que es su nombre real—, poneme un micrófono y déjame yo te hago las segundas voces. Te juro que no te voy a hacer quedar mal”. Entonces él me puso el micrófono y estuve detrás haciendo armonías, apoyando. Como tres semanas después me hicieron la propuesta formal: “Ey, Karol, nos encantó lo que hicimos ese día. Vimos los videos, sonaba tan lindo que queremos que hagas parte del equipo. Nos encantaría que fueras la corista que viajará con nosotros en los tours”. Ni siquiera lo pensé, fue un sí inmediato. Así que me salí de la universidad porque estaba convencida de que lo que podía aprender en ese momento iba a significar mucho en la evolución de mi carrera.

Hay un canal de YouTube muy viejo, CaritoGCol, en donde usted subía covers de canciones que grababa en su casa. En esos videos usted era mucho más cercana al pop que a otro género.

Esos covers eran los exámenes de mi profesora de técnica vocal. Yo estudié casi seis años con Mirabay Montoya, que es una de las grandes maestras de la música en Colombia. Eran cinco días a la semana, y para los exámenes me ponía canciones de Alicia Keys, Mariah Carey, Celine Dion. Recuerdo que vi el proceso de Justin Bieber y me di cuenta de que a él lo habían fichado por un video que había subido cantando a YouTube. Yo dije: “Es algo que tengo que intentar, de pronto también me llega mi oportunidad”. Nunca me pasó nada extraordinario con esos videos; los veía la gente, pero nunca fue que me llegó una gran oportunidad de ahí.

Mientras lograba posicionarse como una artista del género urbano hacía otras cosas, como voces para comerciales. ¿Cómo consiguió ese trabajo?

Un día, hablándole a mi profesora de técnica vocal como un muñequito, molestando, no sé por qué saqué alguna voz. Me dijo: "¡Guau!, ¿tú eres capaz de hacer voces de esas?”. Ella tenía el contacto directo con la persona que se encarga de hacer todos los comerciales de Play Doh, Hasbro, de las Barbies. Hay una persona en Colombia que es la que coge los comerciales en inglés y los hace en español para toda Latinoamérica. Ella me llevó y él me dijo que hiciera voces. Yo nunca lo había hecho, pero trataba de hacer lo que él me decía y, ¡guau!, hice eso como por dos años. ¿Viste? Todo lo hicimos, hasta comerciales de televisión [risas]. Fui voz de Polly Pocket, de Barbie, de niñas chiquitas jugando con muñequitos. Al final, recuerdo que decía: “Son las nuevas mascotas para coleccionar, de Hasbro” [risas].(Además: Las confesiones de Carolina Ponce de León en BOCAS)

En una entrevista de televisión dijo que usted y su papá decidieron “coger el camino lento” para su carrera. ¿A qué se refería específicamente cuando dijo eso?

Tuve propuestas muy indecentes en el camino, de gente para la que tú te conviertes en algo negociable; era una situación que me dolía mucho. Fue muy bonito tener a mi papá respaldándome en esos momentos. Yo le decía: “Papi, esa persona está con cosas extrañas que me hacen sentir incómoda y yo creo que por ahí no es”. Mi papá creyó en mí y tomamos la decisión de hacerlo por el camino lento. No teníamos los contactos ni conocíamos la industria, pero por ciertas personas que conocimos en el camino empezamos a hacer conciertos en colegios, shows con emisoras de radio, presentaciones en fiestas municipales. J Balvin fue un personaje clave en mi carrera; él fue una persona que sin ser egoísta me presentó mucha gente y le presentó mi proyecto a mucha gente también. Fue el camino lento, pero el más digno.

Hay tanto talento de mujeres por mostrar, pero, ¿por qué nadie lo muestra? Si yo puedo dar la oportunidad para que otras mujeres puedan mostrar su capacidad, lo voy a hacer

¿Cómo es la historia de su mamá cuando, en un viaje a Estados Unidos, ella llevó CD suyos puerta a puerta a las disqueras?

A mi mamá alguien le dijo que en las disqueras había una persona que se llamaba A&R (artistas y repertorio), que se encargaba de conseguir nuevos artistas. Cuando ella supo eso, empezó a llamar desde Colombia a las diferentes disqueras. Recuerdo que hicimos unos discos físicos y ella viajó una primera vez a Miami y a Nueva York, luego consiguió una reunión presencial. Vinimos mi papá, mi mamá y yo a Universal, en Miami, nos sentamos y escuchamos mi álbum. Ese A&R nos dijo: “Mira, aquí hay un CD de una mujer que canta reguetón. Eso no va a pasar, pero ¿qué tal si eres compositora para otros artistas dentro de la disquera?”. Y mi papá lo tomó muy mal. Cogió la carpetica que tenía, la cerró y dijo: “Es que mi hija no es compositora de nadie. Ahora no van a querer coger sus obras de arte para enriquecer a otros artistas. Nos vamos”. Siete años después, ¡siete años después!, recibimos la respuesta formal por parte de Universal de querer firmarme como artista y ya llevo cuatro años en esta disquera.

Su papá también cuenta una historia, pero con Andrés Calamaro y el coro de Mil horas, que usted quería usar en una de sus canciones...

Llegué al estudio de Ovy (Ovy On The Drums), el productor con el que trabajo hace seis años, y él había hecho un beat con una melodía que sonaba a la canción de Mil horas. Le dije que no me atrevía a hacer algo parecido como semejante himno, pero que íbamos a intentar a hacer una canción nueva. Le conté a mi papá la idea, pero no teníamos contactos. Mi papá entre llamando y llamando se consiguió el contacto directo de la mánager de Calamaro y fue increíble porque tres o cuatro semanas después, Calamaro tocaba en el Estéreo Picnic en Bogotá. Fuimos hasta allá. Empezamos en la casa pensando en qué hacíamos con una canción y terminamos sentados en la mesa con el mismo artista, obteniendo el permiso legal de la canción. Otro check de mi papá; demasiado duro como lo lograba todo.

Hablemos de la evolución internacional de su carrera, en el 2016, cuando entró a ser parte del staff de artistas de Universal. ¿Recuerda cómo fue ese proceso?

El equipo éramos mi papá y yo. Entonces yo era la secretaria de Karol G. Cuando llamaba a los lugares decía: “Hola, mira, hablas con la secretaria de Karol G” [risas]. Recuerdo que en mi correo de secretaria recibí un mensaje donde le hablaban a la secretaria de Karol G, que querían tener una reunión porque había una propuesta formal de parte de Universal, que quería tener a Karol G como artista de la compañía. En ese momento entré en pánico porque estábamos mi papá y yo solos, no entendíamos demasiado el negocio. Entonces lo dejé quieto, ni siquiera respondí el correo. Empecé a buscar un mánager. Encontré tres personas que me dieron una vibra increíble y que conocían la industria; era un grupo de manejadores, uno venía de Universal, el otro de Warner y el otro de Sony. El hecho fue que firmé con ellos y ahí respondimos el correo de Universal. Como: “Okey, nunca habíamos visto este correo, ¿qué hay que hacer?” [risas]. Ellos enviaron una persona de Miami a Medellín y recuerdo que cuando nos sentamos le dije: “¿Qué hizo que después de siete años de que ustedes me dijeran que no, volvieran y a hacerme una propuesta?”. Y me dijo que ellos tenían un estudio para ver, de todos los artistas nuevos, que nadie aún conoce, cuáles son los que más proyección internacional tienen. Ese estudio les da diez nombres en el mundo y en esa lista aparecía Karol G. En ese momento me impresionó mucho que hicieran ese tipo de cosas. Ahí empezamos para allá y para acá con las propuestas, con la negociación y firmamos.

Usted fue la primera mujer del reguetón en hacer canciones con los grandes artistas masculinos del género como Nicky Jam, Ozuna, J Balvin, Bad Bunny…

Yo fui la primera mujer con la que todos ellos cantaron. Fueron una parte muy importante en el desarrollo de mi carrera porque en ese momento eran pocas las oportunidades para que la gente oyera una cantante del género. Fue muy importante para mí que el fanático, por ejemplo, de Ozuna, dijera: “¡Guau!, si Ozuna está cantando con ella, pues yo la quiero escuchar”. Me sentía como la consentida de ellos porque no tenía otras oportunidades, ni en radio, ni en televisión, de expresarme, pero los colegas me dieron esa oportunidad y eso hizo que mi trabajo evolucionara más rápido.

En su presentación en los Grammy 2020, cantó Tusa acompañada de una banda compuesta exclusivamente por mujeres. Me recordó a Patricia Teherán y las Diosas del Vallenato hace treinta años, donde todas, desde la acordeonista, eran mujeres.

Claro, es que, ¿sabes qué?, en el camino me he dado cuenta de que no es que no haya mujeres, sino que falta la oportunidad donde ellas se puedan mostrar. En la industria, y no solo en la música, sino en todas las profesiones, la mujer tiene que luchar un poquito más para tener una credibilidad, algo que no debería ser. Somos igual de talentosas, tenemos las mismas capacidades, a veces, incluso, somos organizadas, más estratégicas. En el camino empecé a conocer mujeres con tanto talento que decía: “Pero, ¿cómo así?, ¿hay productoras mujeres? ¿Hay ingenieras mujeres? ¿Hay guitarristas impresionantes mujeres? O sea, tanto talento por mostrar, pero, ¿por qué nadie lo muestra? Pues, en este equipo va a ser así”. Entonces, en mi equipo de trabajo la mayoría son mujeres. Si yo puedo dar la oportunidad para que otras mujeres puedan mostrar su capacidad, lo voy a hacer. En mi nuevo álbum una de las tareas que me propuse es que quiero colaborar con cantantes femeninas, pero no con las que la gente espera, sino con esas mujeres que son grandiosas y que lo que necesitan es un poquito más de espacio. Entonces tengo a Nathy Peluso, a Mariah Angeliq, y Kali Uchis hizo la voz en el intro visual de mi álbum.

* * *

Gracias por leernos.Nos gustaría recomendarle otra de nuestras entrevista BOCAS: Esa bomba musical llamada Anitta.

POR: KAREN PARRADO BELTRÁNFOTOS: CÉSAR BALCÁZARREVISTA BOCASEDICIÓN 104. MARZO - ABRIL 2021.

29 de marzo 2021, 10:46 A. M.
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Karen Parrado Beltrán29 de marzo 2021, 10:46 A. M.
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