El segundo perchero, una nueva oportunidad para la vestimenta usada

El segundo perchero, una nueva oportunidad para la vestimenta usada

Si las busca en centros comerciales, no las encontrará. Tampoco verá campañas de publicidad de ellas. Sin embargo, las tiendas de consigna existen desde hace más de 20 años en Panamá y, aunque se hable poco de ellas, no son un secreto.La señora Elsa Nevah, dueña de La Casita (en Betania), recuerda que cuando decidió abrir su negocio en 1996 ya había una o dos tiendas de este tipo en Río Abajo.Con “tiendas de consigna” se refiere a lugares donde las personas llevan su ropa usada, la tienda la vende y luego se divide el dinero entre el vendedor y el proveedor.

El modelo viene de Estados Unidos, según Roselind Baitel, quien fue maestra en la Zona del Canal y lleva 30 años viviendo en Panamá, de los cuales 15 los ha dedicado a su tienda Promises.Aunque pueda tenerse la percepción de que con la existencia de grandes centros comerciales en el país (con diferentes ofertas de precios), el panameño no opta por estas tiendas, sus dueños aseguran que hay un mercado.Baitel opina que si bien antes había un estigma con respecto a la ropa usada entre los panameños, como propietaria de la tienda que abrió en el año 2000, ha notado algunos cambios. Por ejemplo, muchos panameños han estudiado en el extranjero, visitan tiendas de consigna y “les encanta”. “Cuando regresan a Panamá ya entienden el concepto. Además, es un negocio verde”, comenta.Por otro lado, Nevah percibe que “al panameño, en general, le gusta mucho la marca. Otras personas prefieren calidad, que se vea bien y tenga buen precio. Yo considero una persona inteligente a la que quiera ahorrar”.Por ahorrar, por conseguir ropa de marca a un precio más económico, por encontrar algo original o, simplemente, para darle nueva vida a la ropa de segunda mano en buen estado, hay clientes y proveedores fieles a este modelo, que incluso usa las redes sociales como vitrina.

Vestidos de novia, trajes de noche, tuxedos, algo que le regalaron y no le quedó o no le gustó, o simplemente una pieza que ya no usa más. Tal vez le haya pasado que tiene en su armario ropa que no usa, pero que está en buen estado y no sabe a quién regalarla o cómo obtener alguna retribución por ella.

El segundo perchero, una nueva oportunidad para la vestimenta usada

Esa ropa, carteras o accesorios podrían tener una nueva oportunidad en las tiendas de consigna.

Tiendas como Promises, La Casita y, más recientemente, Pilomena reciben estos productos siempre que cumplan ciertos requisitos.

Las condiciones que tienen en común los tres establecimientos son: que la ropa esté limpia, sin manchas ni huecos ni olores. La presentación de la ropa al momento de mostrarla a estas tiendas puede ayudar a que sea elegida para la venta.Las piezas más vendidas son los accesorios, la ropa de trabajo y los vestidos de noche, que en algunos casos también alquilan.“Por el tema de infraestructura y espacio, tratamos de hacerlo un poco organizado, que tengamos citas, que sepamos más o menos con cuántas piezas va a venir y qué es lo que va a traer, para no que traiga cosas que no van a aplicar para la venta”, explica Lourdes Arosemena, de Pilomena.

No hay un perfil específico de consignantes, según Arosemena. “Cualquier persona estoy segura de que tiene cosas chéveres en su clóset y tiene buenas cosas que podrían aplicar para la venta”.En ese sentido, el modelo de Promises es distinto. La tienda trabaja con instituciones benéficas. Es a través de estas instituciones que llega la ropa. El dinero que se recaude se le entrega a la fundación que la donó.“Las personas que compran reciben un artículo de alto valor a muy bajo precio, y para ellas es un ganar­ganar”, dice Roselind Baitel, propietaria de la tienda.En cuanto a La Casita, las ganancias se reparten en partes iguales. ¿Quiénes compran en estas tiendas? “Son gente como tú y como yo. Gente profesional, gente joven, gente de los medios, de la política, mucha gente del cuerpo diplomático, de las escuelas, los bancos”, dice Baitel.Eco chicPilomena es una tienda pequeña con dos años de existencia. Al entrar da la impresión de ser una boutique de ropa nueva, y es que para la hermanas Arosemena la presentación es importante.Entre sus políticas está el concepto “eco chic”, que busca tres componentes: que la ropa esté como nueva, reutilizable y que tenga estilo. “Para nosotros la marca no es tan importante, de hecho no es importante. Si tiene una marca interesante, bien; pero si no la tiene y tiene mucho estilo, nos guiamos un poco más por el estilo”, comenta Lourdes.La tienda se está planteando un proyecto de responsabilidad social empresarial, para enseñar a coser a jóvenes que necesiten oportunidades y sacar una línea de ropa hecha a partir de la que no se vende.‘Bazaar bebé’Como madre, Nicole González sabía que la ropa de bebés y niños pequeños se deja de usar muy pronto, aunque esté en muy buen estado. Un programa de televisión que vende ropa de niños le dio la idea de crear Bazaar bebé.Junto a Dominque Buitrago, su socia, vende ropa de segunda mano de recién nacidos hasta de niños de siete años, por medio de una página de Facebook.“Al principio teníamos el temor o la duda de que la gente fuera aceptar ropa de segunda, pero la respuesta es muy buena. Una vez al mes hacemos bazares en lugares públicos. Poco a poco se dan cuenta de que la mercancía está en buen estado, de que tenemos buen ojo para la selección”, comenta González.La ventaja de este tipo de negocio, según Buitrago, es que se pueden captar también clientes de otras provincias. “Nuestro mercado en otras provincias es de 60%. Captamos gente de Colón, Penonomé, Aguadulce, Chitré”, detalla.Y sobre la tienda virtual, considera que “se ha dado un crecimiento por la acogida que han tenido las redes sociales a nivel local. La entrada de los smartphones hace que sea más rentable”.

Rumbo a un modelo de consumo colaborativo

La crisis económica hizo que en España se les diera otra mirada a las formas de consumo. Uno de los aspectos del llamado consumo colaborativo es el de los mercados de redistribución. El sitio web Consumo Colaborativo (www.consumocolaborativo.com) lo define como“redistribuir los bienes usados o adquiridos de donde ya no se necesitan hacia algún lugar o alguien que sí los necesita (mercados de intercambio y de segunda mano)”.En el portal se dice que “con el tiempo, Redistribuir puede convertirse en la quinta ‘R’, junto con Reducir, Reutilizar, Reciclar y Reparar”.

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